Cada 26 meses, debido a sus órbitas, la Tierra y Marte pasan relativamente cerca uno del otro en un fascinante espectáculo cósmico. A veces, este encuentro es particularmente cercano, como en 2003, cuando los dos planetas estuvieron a una distancia de 55,7 millones de kilómetros (34,6 millones de millas), la mínima distancia en 60 años. Pero mucho antes de esto, en 1924, los dos mundos se aproximaron, desatando una curiosidad científica y gubernamental sin precedentes.
En 1924, mientras los planetas se alineaban, los astrónomos y el gobierno estadounidense vieron una oportunidad única para buscar señales de vida en Marte. Sin embargo, esta búsqueda no implicaba simplemente observar el planeta a través de telescopios; más bien, se centraba en detectar posibles señales de radio emitidas por civilizaciones extraterrestres que pudieran habitar el Planeta Rojo.
Desde una perspectiva moderna, esta empresa puede parecer extraña, dado el conocimiento actual sobre Marte obtenido a través de telescopios mejorados, sondas espaciales y rovers. Sabemos ahora que no existen civilizaciones extraterrestres en Marte. Sin embargo, en las décadas anteriores a este estrecho encuentro, la incertidumbre reinaba entre los científicos.
Durante algún tiempo, los astrónomos especularon sobre la posibilidad de océanos en Marte. Luego, la sugerencia de que Marte tenía canales, respaldada por los mapas del astrónomo Giovanni Schiaparelli, capturó la imaginación pública. En 1894, el astrónomo Percival Lowell propuso que estos canales eran evidencia de una civilización extraterrestre. Gastó una cantidad considerable de su propio dinero en 1907 para fotografiar estos “canales” y demostrar su teoría.
Sin embargo, las fotografías eventualmente desacreditaron la idea de canales y civilizaciones marcianas. En 1964, la sonda Mariner IV de la NASA confirmó que no existían tales características en el planeta. Aunque la mayoría de los astrónomos abandonaron la idea de vida en Marte, algunos seguían creyendo en la posibilidad de comunicarse con una supuesta civilización por radio.
A pesar de que la idea no era ampliamente aceptada y la evidencia indicaba lo contrario, durante el acercamiento de 1924, la humanidad emprendió su primera búsqueda real de señales de radio extraterrestres. El gobierno de Estados Unidos incluso solicitó un “Día Nacional del Silencio de Radio”, pidiendo al público y a los puestos de la Marina que guardaran silencio durante los primeros cinco minutos de cada hora mientras los astrónomos monitoreaban Marte en busca de posibles mensajes.
Aunque esta búsqueda no produjo resultados, marcó un hito en la historia de la exploración espacial y la búsqueda de vida más allá de nuestro planeta. A pesar de no encontrar evidencia de vida extraterrestre en Marte en ese momento, la humanidad sigue fascinada por la posibilidad de encontrar compañía en el vasto cosmos.
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