marzo 27, 2025

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Modelo General del Estado de Confusión y Olvido del Pasado durante la Encarnación

Modelo General del Estado de Confusión y Olvido del Pasado durante la Encarnación

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Modelo General del Estado de Confusión y Olvido del Pasado durante la Encarnación

Modelo General del Estado de Confusión y Olvido del Pasado durante la Encarnación

Uno de los aspectos fascinantes de la ciencia es la forma elegante como el conocimiento se va conectando para mostrarnos una imagen más completa, lógica y clara de la naturaleza y de como todo funciona en un perfecto orden. Y dentro de la Ciencia Espiritual sucede lo mismo.

Durante los últimos 3 años, hemos estado estudiando detalladamente los textos de Kardec, especialmente los ejemplos donde se describen los diálogos con espíritus de todas las condiciones, en busca de más información, de más hechos. Buscamos hechos creíbles que aunados a los hechos que ya conocemos a través del estudio de la ciencia espiritual con la ayuda de infinidad de médiums nos ayuden a entender los distintos aspectos relacionados con el fenómeno espiritual. Y creemos que esta búsqueda ha dado sus frutos.

Quien no se ha preguntado ¿Por qué estoy encarnado? ¿Por qué si yo soy un espíritu de existencia infinita tengo que vivir una experiencia en un cuerpo hecho de materia que se desgasta, duele y eventualmente muere? ¿Por qué si soy un espíritu con un pasado muy, muy largo no recuerdo nada Más aun, se dice que cuando el cuerpo duerme el espíritu se emancipa, se libera del cuerpo temporalmente, pero he aquí algo irónico, cuando duermo no me reconozco ni puedo reconocer lo que sucede a mi alrededor. Durante las horas de sueño todo es muy confuso, fantasioso, surrealista… ¿Por qué? Si durante el sueño se supone que yo, -el espíritu-, se libera de cuerpo, ¿Por qué entonces no soy plenamente consciente de ello?

Después de darle muchas vueltas al asunto, hemos logrado elaborar un modelo creíble que se integra perfectamente con el modelo general de La Teoría Espiritual. A esta nueva teoría la hemos llamado MODELO GENERAL DEL ESTADO DE CONFUSIÓN Y OLVIDO DEL PASADO DEL ESPÍRITU. Trataremos a continuación de describirla en forma concisa y sencilla para la audiencia con base en la Teoría Espiritual (TE). Puesto que esta es un modelo extenso y complejo, trataremos de no entrar en detalles más allá de lo estrictamente necesario.

Somos espíritus encarnados, no nos quepa la menor duda. Todos los estudios con médiums han demostrado que somos en esencia espíritus dotados de inteligencia y consciencia de sí mismos. Que fuimos creados alguna vez pero que nuestra existencia a partir de entonces es infinita. Como espíritus vibramos y esa vibración nos ubica en la dimensión espiritual, que es distinta a la dimensión material donde está la materia. Por eso no podemos detectar espíritus con los sentidos físicos ni con aparatos diseñados para detectar cosas materiales, simplemente porque los espíritus no son materia ni existen en la dimensión material.

Aunque materia y espíritu están separados por existir en dimensiones distintas, la realidad es que la materia en su evolución creó la vida y con la vida surge el fenómeno de la encarnación. Así es, encarnamos por que existen cuerpos que al formarse nos atraen y nos encarnan. Para que ocurra encarnación debe haber un cuerpo y solo entonces un espíritu lo viene a habitar, eso es un hecho lógico, así que es el cuerpo el que crea las condiciones para la encarnación. Y aquí es donde comienzan a aclararse todas las preguntas con las que comenzamos este ensayo.

La materia la dominan los genes, que a su vez son dominados por las Partículas Espirituales (PEs) encarnadas en ellos. Estas PEs son como el alma humana pero diminuta y con menos inteligencia y consciencia de sí mismas. Es bueno recordar que de acuerdo con la TE en cada ser vivo desde la gran ballena hasta los organismos unicelulares hay un alma proporcional a su órgano principal de encarnación, -que es el cerebro en los organismos grandes y es el núcleo celular con sus genes en las células-.

Cuando una mujer se embaraza, pone en marcha una serie de complejos mecanismos que conducirán eventualmente a la encarnación de un espíritu. Espíritu que vendrá a ocupar y dirigir ese pequeño cuerpo que ya está creciendo. Pero no nos equivoquemos, ese cuerpo no le pertenece al espíritu, ese cuerpo le pertenece a la materia, es decir, a las PEs de los genes de esa materia; esas PEs son las verdaderas dueñas del cuerpo y como tales desean que ese cuerpo sea exitoso de tal forma que les ayude a perpetuarse materialmente.

Todos hemos leído, visto y escuchado en programas de televisión acerca de la lucha por la supervivencia. El conejo escondiéndose del halcón para no ser atrapado y comido, la gacela corriendo y saltando para esquivar la manada de leones que tratan de atraparla para alimentarse, etc. En la naturaleza todo es una lucha por la supervivencia del más fuerte, del más ágil, del más astuto, y así mismo ocurre con los humanos. Guardadas proporciones, los humanos también somos animales sujetos de eventual caza para ser comidos por otros animales; en tanto nosotros cazamos a otros animales para comerlos. Pero, con una gran diferencia: los humanos poseemos un alma completa, plenamente desarrollada y por tanto plenamente consciente de sí misma. Y ahí, exactamente ahí, radica el origen de por qué no recordamos el pasado ni podemos tener consciencia plena de nosotros cuando dormidos o estamos inconscientes.

Permítanos poner esto en perspectiva. El ser humano que vive y se expresa es el espíritu, no el cuerpo. Sin embargo es el espíritu el que decide lo que hace el cuerpo y si decide mal el cuerpo se muere, no el espíritu sino el cuerpo; El espíritu sigue existiendo. Así que ante cualquier error de manejo del cuerpo por parte del espíritu, el verdadero perdedor es el mismo cuerpo que entonces muere con su juego de genes que se quedan sin poder pasar a las siguientes generaciones. ¿Qué hizo el cuerpo para resolver ese pequeño inconveniente? Se invento mecanismos para aumentar el compromiso del espíritu con su cuerpo, ¿Cómo? El cuerpo buscó la forma de que nosotros, los espíritus, creyéramos que somos el cuerpo en sí y de esa forma lo que le pasara al cuerpo seria como si nos pasara a nosotros mismos.

Una solución muy astuta porque de esa forma cuidaríamos del cuerpo como si estuviéramos cuidando de nosotros mismos (los espíritus) y buscaríamos a toda costa sobrevivir y dejar descendencia. Sin embargo para lograr ese objetivo los genes debían resolver un problema: el problema de que el espíritu supiera que es espíritu y recordara su pasado. Imaginemos que un día viajamos a china y una familia loca decide que quiere que seamos su hijo, obviamente uno dice que no porque ya tiene otra familia y pertenece a otro país, entonces la única forma de lograr ese extraño objetivo es dándonos algo para que nos olvidemos del pasado, para bloquear todas las memorias del pasado. Así, todas las nuevas memorias que empezamos a acumular a partir de esa amnesia en china, serán memorias acerca de esa familia y el estilo de vida allá. Y así exactamente sucede con el espíritu.

Cuando el espíritu encarna lo primero que el cuerpo hace a través de la estructura de encarnación que es el cerebro, es bloquear sus memorias del pasado; así el espíritu entra a la vida material sin recordar nada de su vida como espíritu o de otras encarnaciones. Es como comenzar de nuevo y al no recordar nada del pasado dedicaremos todas nuestras energías a buscar ser exitosos materialmente. Así ganan los genes del cuerpo pues usan nuestra inteligencia de espíritu para dominar y perpetuarse. De esta manera hemos logrado como espíritus encarnados ser los amos y dominadores de la vida en la tierra, para bien o para mal.

Sin embargo, para que esto fuese más efectivo hubo necesidad de contar con un detalle adicional. Si bien vivimos una vida material sin memorias de nuestro pasado espiritual, lo cierto es que cuando dormimos o nos desmayamos nos separamos del cuerpo. Cuando esto sucede, es de suponer que tendríamos una oportunidad única de reconocernos como espíritus distintos y separados del cuerpo. De ocurrir tal oportunidad perfectamente podríamos entonces darle escasa importancia al cuerpo y eso pondría en peligro su supervivencia. Así que ¿Qué hizo el cuerpo? Astutamente se inventó el estado de confusión, un estado en el cual solo somos conscientes de nosotros mismos cuando estamos despiertos en el cuerpo, pero cuando dormimos o perdemos el sentido, ese mecanismo se activa y vuelve a sumergirnos en el estado de confusión. ¿Quieres saber que es el estado de confusión? Solo recuerda cuando estas dormido y soñando ¿Cómo te sientes? ¿Puedes recordar algo con claridad después? ¿Te puedes reconocer a ti mismo en el sueño? No. No puedes. Durante la inconsciencia el cuerpo nos envuelve con su poder dominante y nos anula; todo lo torna confuso, brumoso, surrealista. Nada tiene sentido, nada es real ni sabemos que hacemos o dónde estamos. Ese estado es el mismo que nos envuelve cuando vamos a encarnar y se mantiene aun después de la muerte por un tiempo, como lo publico Kardec en los testimonios que adquirió a través de médiums.

Poco a poco la Ciencia Espiritual va develando los mecanismos naturales de la encarnación y de la relación espíritu-cuerpo. No es un proceso mágico, tampoco caprichoso; es el resultado de la dinámica natural que surge de la evolución general de todo lo que existe en su búsqueda de la armonía perfecta cuya meta es la dimensión primaria donde reside la inteligencia infinita que gobierna todo lo que existe.

La materia, de acuerdo con la TE, es de origen espiritual; digamos que la materia se origina de elementos espirituales sumamente pequeños y bajos en armonía que adquieren existencia en la dimensión material. Pero ambos, espíritu y materia, deben evolucionar hacia mayores estados de armonía porque esa es una ley universal, y los medios a través de cómo sucede ese cambio está determinado por la libertad de cada elemento. En otras palabras la evolución nos dice que debemos llegar de A hasta B, pero el camino y los obstáculos de ese recorrido corren por cuenta nuestra. Sencillo, ¿No?

Pero, ahí es donde todo se complica porque esa materia atrasada en su armonía guarda una relación especial con muchos de esos espíritus también atrasados en armonía. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que prácticamente todos los espíritus encarnados poseemos un nivel de desarmonía más o menos pronunciado; y a menos que creas que eres un espíritu perfecto, dotado de excelsas cualidades morales y de una inteligencia diáfana e infalible, eres uno de ellos.

Tal vez hubiéramos podido recuperar la armonía perfecta luego de eones de existencia como simples espíritus en la dimensión espiritual, pero una vez formada la materia por su origen espiritual, todo cambio, porque la materia en su búsqueda de ir del punto A al punto B, libremente se asocio y creo la vida biológica que hoy nos arrastra inevitablemente hacia la encarnación.

 

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