octubre 15, 2024

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Max Schreck, el hombre que encarnó a Nosferatu y aseguraba ser un “vampiro”

Existen numerosos rumores acerca de Max Schreck, el actor que encarna al vampiro. Se comenta...

 

Existen numerosos rumores acerca de Max Schreck, el actor que encarna al vampiro. Se comenta que el actor, quien falleció de manera repentina, poseía una extraña aura; algunos incluso lo consideran un auténtico chupasangre. Schnelle, Josef. El hombre que era Nosferatu, 2018.

En 2002 se celebró el centenario del estreno de Nosferatu: Una Sinfonía del Horror. Esta película, una obra maestra del expresionismo alemán, se convirtió en un film de culto tras su estreno y hoy en día es considerada una de las mejores películas de la historia del cine.

A pesar de sus notables méritos, la inolvidable actuación de Max Schreck como el vampiro inmortal hizo de su papel uno de los más perturbadores que se recuerdan. Tal fue el impacto de su memorable interpretación que muchos comenzaron a preguntarse si Max Schreck era en realidad un inmortal que se alimentaba de sangre humana.

Cuando en el año 2000 se estrenó La Sombra del Vampiro, estos rumores resurgieron, y el nombre de Max Schreck volvió a ser tendencia.

Para desentrañar el mito, invito al lector a acompañarme en la búsqueda de respuestas sobre uno de los actores más enigmáticos.

Max Schreck – Biografía de un actor atormentado

Si Max Schreck era realmente un vampiro, nunca se pudo confirmar, pero una cosa es segura: hasta hoy, Max Schreck sigue envuelto en un aura de misterio y terror (como sugiere su apellido), convirtiendo a su vampiro en la película ‘Nosferatu’ en una presencia ominosa y aterradora que aún causa miedo al aparecer en la pantalla, a pesar del paso del tiempo. Fuentes, Héctor. El actor Max Schreck y “Nosferatu”: Maldición y versiones de vampirismo real en un clásico del cine, 2018.

Nacido en Berlín, Alemania, Maximilian Schreck vino al mundo el 6 de septiembre de 1879, siendo hijo del topógrafo y militar prusiano Gustav Ferdinand Schreck y de Auguste Wilhelmine Pauline.

Según algunos de sus biógrafos, durante su etapa escolar, Schreck fue objeto de crueles burlas debido a su aspecto desgarbado, sufriendo un acoso constante. Tener el apellido Schreck tampoco ayudó, ya que en alemán significa terror. Estos episodios moldearon su carácter, convirtiéndolo con el tiempo en un joven retraído, excéntrico y solitario.

Estas características pueden explicar una extraña descripción que se le atribuye, viéndose a sí mismo como un habitante de un mundo remoto e incorpóreo, lo que hacía imposible una conexión con los demás. Algunos creen que estas tendencias se acentuaron durante su servicio militar en la Primera Guerra Mundial. Se habla de estrés postraumático, aunque debido al hermetismo en torno a la figura de Schreck, sigue siendo una hipótesis sin confirmar.

Max Schreck y la interpretación que cambió su vida

Max Schreck y la interpretación que cambió su vida. Crédito de imagen: grunge.com

A pesar de todo y contra todo pronóstico, Max Schreck, al cumplir veinte años, se inclinó por el mundo del teatro, decidido a convertirse en un actor de carácter. Esto disgustó a su padre, pero no impidió que Schreck se entregara a su nueva pasión. Pronto atrajo la atención de varias compañías teatrales e incluso fue apadrinado por el legendario director Max Reinhardt, considerado uno de los renovadores del teatro moderno.

Fue a través de Reinhardt que Schreck conoció al dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht, llegando a protagonizar una de sus primeras obras. Su reputación crecía al igual que su atractivo físico, siendo disputado por algunas bellezas de la época.

Aun así, Schreck no cultivaba demasiadas amistades y evitaba a la prensa. Aunque ahora gozaba de cierta fama, seguía siendo un hombre solitario y, hasta cierto punto, desconcertante, que amaba perderse en los bosques dando largos paseos. También tenía un humor peculiar. Además de su carrera teatral, Schreck comenzó a trabajar en el cine, participando en varios films entre 1917 y 1922. Cuando el productor Albin Grau lo seleccionó para interpretar a un vampiro singular, Max Schreck no sabía que estaba a punto de encarnar el papel de su vida.

Nosferatu, y la reinvención de un mito

La idea de llevar al cine la novela Drácula de Bram Stoker surgió de Albin Grau, quien contactó a F.W. Murnau para dirigir el proyecto. Murnau acababa de finalizar El castillo Vogelod, una de las pocas películas que se conservan de esa etapa temprana de su carrera. Según la visión de Grau, Nosferatu debía ser una gran obra de propaganda ocultista para difundir sus ideas. De hecho, la promocionó como una película erótico-ocultista-espiritista-metafísica o, en otras ocasiones, simplemente como una película ocultista. Vidal Arranz, A. Murnau, el ocultismo y el vampiro, 2021.

En 1922, el productor Albin Grau decidió reclutar a Max Schreck para un nuevo proyecto titulado Nosferatu. Aunque la idea se basaba en el Drácula inmortal de Bram Stoker, Grau promovía una nueva visión, creando un vampiro más cercano al ocultismo, del cual era practicante.

Cuando en 2019 se publicó Decodificando Nosferatu. Simbología Ocultista, tras el vampiro inmortal, mencionó el vínculo de Grau con la misteriosa logia Fraternitas Saturni, donde alcanzó el grado de gran maestre. Además de Max Schreck como actor principal, Grau incluyó al director Friedrich Wilhelm Plumpe, más tarde conocido como F.W. Murnau, quien ya había dirigido más de nueve películas. Nosferatu sería la décima. Al principio, Schreck dudó en aceptar la propuesta debido a sus compromisos teatrales, pero finalmente sintió la necesidad de participar. Grau otorgó al solitario actor gran libertad creativa para interpretar al Conde Orlok. Schreck se imaginó a sí mismo como un vampiro similar a un roedor, muy diferente del estereotipo conocido de Drácula.

Nosferatu y la reversión de un mito legendario que el genial Marx Schreck dotó de una sensibilidad

Nosferatu y la reversión de un mito legendario que el genial Marx Schreck dotó de una sensibilidad. Crédito de imagen: emol.cl

En su libro The Nosferatu Story. The Seminal Horror Film, Its Predecessors and its Enduring Legacy, el historiador cinematográfico alemán Rolf Giesen describe la increíble transformación que Max Schreck adoptó para su papel en Nosferatu.

“El actor creó una nariz ganchuda artificial, cejas espesas y dientes tallados como los de una rata, que se mantenían en su lugar gracias al labio superior.

Llevaba una gorra calva, orejas postizas, garras que parecían garras y hombreras ‘de sepulturero’, y su piel estaba cubierta de pintura grasa. Schreck no era precisamente un actor de método; entre tomas charlaba amablemente con los periodistas que cubrían la producción y pasaba tiempo con su esposa Fanny, que tenía un papel menor en la película. Aun así, Schreck no podía quitarse bien el elaborado maquillaje entre tomas, y su apariencia vampírica no podía dejar de desconcertar al equipo y a los coprotagonistas”.

Existe cierta discusión sobre si Max Schreck siguió el llamado método actoral, que le impedía salirse de su papel, caracterizado como un vampiro a tiempo completo. Otros creen que su actuación puede considerarse del tipo intuitivo. Sin duda, su increíble vestimenta y maquillaje tuvieron un gran impacto durante aquel rodaje mítico.

Comenzaron a circular extraños rumores. Se decía que Schreck evitaba socializar con sus compañeros y se comportaba de manera extraña. A veces, Schreck parecía extralimitarse en su actuación, asumiendo ser un vampiro real, como en el episodio en el que amenazó con chuparle la sangre a un pobre gato negro. Todos estaban asombrados por su comportamiento y evitaban quedarse a solas con él. Tampoco ayudó que el propio Murnau sugiriera que el sueldo de Schreck se pagaba con litros de sangre y que incluso había dado al actor una suma extra por morder en la escena final a su coprotagonista femenina. Aunque se dice que nada de esto era cierto y que respondía a una estrategia de marketing promocional, la leyenda solo se acrecentó.

El cine nunca volvió a ser el mismo luego del estreno de Nosferatu, lo cambió todo, y Marx Schreck también

El cine nunca volvió a ser el mismo luego del estreno de Nosferatu, lo cambió todo, y Marx Schreck también. Crédito de imagen: Reddit / OldSchoolCool

Cuando Nosferatu se estrenó en 1922, la actuación de Max Schreck fue aclamada como una de las más memorables e impactantes. Nadie quedó indiferente. Su interpretación realista marcó un antes y un después. A partir de este hito, su carrera despegó y se convirtió en un actor muy solicitado, aunque nunca volvió a encontrar un papel que estuviera a la altura de Nosferatu. Max Schreck falleció en 1936 tras sufrir un ataque al corazón.

¿Fue Max Schreck un vampiro?

En el año 2000 se estrenó La Sombra del Vampiro, una película dirigida por el neoyorquino Edmund Elias Merhige. Protagonizada por Willem Dafoe en el papel de Max Schreck, el guion explora la extraña atmósfera que rodeó la producción de Nosferatu. Uno de los interrogantes planteados por la película es si Schreck fue más que un simple actor, sugiriendo que podría haber sido un vampiro real.

Sin embargo, estos enigmas ya circulaban desde 1953, cuando el realizador e historiador griego Adonis A. Kyrou publicó El Surrealismo en el Cine. En su obra, escribió:

“En el papel de vampiro, los créditos mencionan al actor de music-hall, Max Schreck; sin embargo, se sabe bien que esa atribución es un encubrimiento deliberado… Nunca nadie ha estado dispuesto a revelar la identidad del actor, a quien el brillante maquillaje transforma en irreconocible. Han habido varias conjeturas, algunas ni siquiera mencionan a Murnau… ¿Quién se esconde detrás del personaje de Nosferatu? ¿Tal vez, será el mismo Nosferatu?”.

Otro escritor, Thomas G. Aylesworth, menciona en Monsters from the Movies, 1972:

“La película acredita a un actor alemán llamado Max Schreck, pero ¿quién podrá creerlo? Schreck, después de todo, significa terror en alemán”.

¡Aparentemente, toda la evidencia que uno necesita!

También se ha llegado a dudar de Max Schreck como protagonista de Nosferatu. Como señala C. Robinson en Hidden Cinema, 1989, la película fue protagonizada por Alfred Abel, recordado por su trabajo en otra joya expresionista, Dr. Mabuse, el jugador, 1922.

Redacción por bibliotecaOculta.com

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