Cadaveres en el Everest: la historia de quienes no lograron salir de alli.
Es un tema interesante y espeluznante al mismo tiempo, y da una idea de hasta donde llegan las ambiciones humanas. también es una lección de superación, pues hay casos increibles de supervivencia humana. Sin más, os dejo con el artículo, que os aseguro os pondrá los pelos de punta y os dejará el estómago encogido…
El Monte Everest es la cumbre más alta del mundo, con 8.848 metros sobre el nivel del mar. Para atacar su cima hay numerosas vías abiertas, y todas ellas tienen una cosa en común: a partir de los 8.000 metros hay que atravesar la llamada “zona muerta”. En la cima puedes econtrar una temperatura media de -36ºC, aunque el mercurio pueden llegar a caer repentinamente hasta los -60º. Las temperaturas más cálidas rondan los -19º en pleno Julio.
Para atacar la cima se suele salir a medía noche del campamento 4 y se tardan entre 10 y 12 horas en ascender los 1000 metros restantes, considerándose las dos de la tarde como última hora segura para hacer cumbre. Si se llega más tarde, se corre el riesgo de perecer al frío de la noche o caer por la ladera al descender.
La zona de la muerte
Los últimos 850 metros a la cima del Monte Everest es llamada “la zona de la muerte”, una región donde la aclimatación es sencillamente imposible. El oxigeno no se puede reemplazar tan rápido como se consume, ni siquiera en reposo, y si no se utiliza bombona de oxigeno el cuerpo se va degradando lentamente hasta un punto de no retorno.
Desde que se accede a la zona de la muerte el escalador está poniendo su vida en serio peligro, de forma que si se derrumba (por el mal de altura, congelaciones, roturas ) y no puede moverse por si mismo, es casi imposible efectuar ningún rescate. Si un individuo se va al suelo y no es capaz de volver a levantarse como para salir por su propio pie, es imposible que un grupo de escaladores lo arrastren hasta sacarlo fuera de la zona muerta. Hay que tener en cuenta que a esa altura, por cada paso que se da, un montañero experimentado puede necesitar realizar tres respiraciones. El corazón se acelera incluso en reposo para suministrar oxigeno con más frecuencia debido a su escasez.
Además, el tiempo que se puede permanecer en la zona muerta es limitado por la falta de oxígeno así que si el afectado no logra levantarse, hay un momento en el que sus compañeros o rescatadores se verán obligados a abandonarlo allí a su suerte porque tienen que descender.
Tampoco hay helicópteros de rescate porque los helicópteros comunes no pueden ascender a tanta altitud. La densidad del aire es tan baja a partir de 4.500-5.000 m, que las hélices de los helicópteros no pueden generar suficiente sustentación para mantener el aparato en vuelo…
Los cadáveres del Monte Everest
Actualmente hay cerca de 200 cadaveres en el monte everest. 150 de ellos nunca se han encontrado y los accesos a la cima están plagados de cadáveres visibles (más de 40) que han quedado en el punto exacto donde cayeron. Los escaladores que suben van sorteando cuerpos que han empezado a bautizar con nombres, porque los usan como puntos de referencia en su ascensión.
Si el riesgo que supone intentar mover a un enfermo en la zona muerta hace que sea una tarea inviable, mover un cadáver es algo que casi nadie se plantea. Cuando alguien fallece, su cuerpo queda en el mismo punto donde cayó y cuando se enfría, se congela petrificándose con el gesto y postura exacta que tenía cuando murió. Si estaba sentado, se queda allí mismo sentado. Este fue el caso de Peter Boardman, que desapareció en 1982 intentando la complicada ruta nor-noroeste. Fue encontrado 10 años después sentado, como si estuviera durmiendo.
Peter Boardman
Peter Boardman, desapareció en 1982 y fue encontrado 10 años después sentado. Quedó sentado para siempre en el hielo, con los ojos abiertos. Durante años, quienes tomaban la ruta sur se topaban necesariamente con el. Dos nepalies trataron de rescatar el cuerpo y murieron en el intento. Finalmente, los vientos arrastraron los restos ladera abajo.
El Saludador
El más famoso y uno de los primeros cadáveres que se pueden ver durante la ascensión es “el saludador”. Le apodaron así porque el cadáver quedó petrificado con un gesto de saludar con los brazos. Se encuentra allí desde el año 1997.
Tsewang Paljor, “El Botas Verdes”
El segundo cadaver más famoso es el de “botas verdes”, llamado así por el vistoso color fosforito del calzado que llevaba. “Botas verdes” era Tsewang Paljor, un aguacil indio que pereció por el frio el 11 de Mayo de 1996.
Paljor ascendia junto a otros compañeros a 450 metros de la cumbre cuándo fueron sorprendidos por una fuerte ventisca. Seis miembros del equipo decidieron abortar mientras que Paljor siguió adelante con dos compañeros.
Su cuerpo fue encontrado después postrado en la llamada “cueva de roca”. Sus restos se hicieron famosos por que todo el mundo que accede por la ruta sur, tenía que pasar al lado de él a menos de un metro, casí apartándose para sortearlo, siguiendo las cuerdas que se ven en la foto.
Aqui podemos ver un video de un escalador que se cruza con el cadaver…
Dos Días Agonizando
Contrariamente a lo que se suele pensar, las muertes que se producen en el Everest no son necesariamente rápidas, todo depende de las circunstancias que envuelvan cada caso. La mayoría de las tentativas se realizan cuando el tiempo es favorable y los escaladores suben protegidos contra el frio, por lo que salvo en los casos en los que las condiciones metereológicas cambian bruscamente, los escaladores se enfrentan a una larga agonía por falta de oxigeno y lenta congelación que puede durar varios días.
En los casos en los que la temperatura desciende bruscamente, la muerte por hipotermia puede venir en cuestión de pocas horas.
Francys Arsentiev y Sergei Arsentiev
Francys Arsentiev aspiraba a hacer cima sin oxigeno y el 22 de Mayo de 1998 lograba su objetivo a horas tardías junto a su marido Sergei Arsentiev. Antes de partir, había pedido permiso a su hijo de 8 años para cometer la temeridad.
Durante el descenso la pareja se separó sin darse cuentaen la oscuridad de la noche. Sergei llegó al campamento y al enterarse de que su mujer todavía no había regresado cogió varias botellas de oxígeno y volvió a buscarla. Una decisión que le condenaba de inmediato.
La mañana del 23 una expedición encontraba a Francys a unos pocos metros de la cima, semi-incoscientecon sintomas de congelación. Tras suministrarle todo el oxigeno que pudieron, intentaron arrastrarla pero resultó imposibleviéndose obligados a abandonarla. Cuando estaban cerca del campamento, se cruzaron con su marido Sergei que subía al rescate, siendo esta la última vez que fue visto con vida.
Un día después, durante la mañana del 24, dos escaladores sudafricanos se topaban con Francys tiradaen el mismo lugar donde la había dejado la expedición anterior. El piolet y la cuerda de Sergei estaban cerca pero no había ni rastro de él. Los sudafricanos cancelaron su ascensión de inmediato.
Cathy O’Dowd relató que la chica no dejaba de repetir entre sollozos que no la abandonasen. Tras darle asistencia durante más de una hora sin obtener resultados,Cathy y su equipo se vieron obligados a abandonarla alli mismo, escuchando sus suplicas mientras se alejaban. Las palabras de despedida debieron ser tremendas.
Francys murió sola congelándose lentamente ya que la hipoxia no la estaba matando gracias al oxígeno que le habían dado, hecho que solo sirvió para prolongar su largo calvario.
El grupo que tuvo que abandonarla regreso 8 años después con el objetivo de encontrar y cubrir el cuerpo con la bandera de su país.
A Sergei lo encontró un año después la expedición “Mallory and Irvine”, se había precipitado por la ladera a pocos metros de alcanzar a su mujer.
Cathy O’Dowd ya había tenido una experiencia similar. Cuando descendía de su primera cumbre, se encontró con Bruce Herrod.
Bruce Herrod
Cuando Cathy O’Dowd descendía de su primera cumbre, se encontró con Bruce Herrod, un escalador que a pesar de tener fama de ser muy duro en las subidas, ascendía muy lentamente.
Al hablar con él, el equipo de Cathy se dió cuenta de que no estaba bien y que ya era demasiado tarde para seguir subiendo pero no lograron convencer a Herrod, afectado por la euforia que provoca la hipoxia, de que abortase su tentativa.
Herrod hizo cima pasadas las 5 de la tarde (una hora demasiado tardia), se autoretrató en la cumbre, llamó por radio al campamento base donde todos los allí presentes, incluida su mujer le instaron a bajar inmediatamente, conscientes de que ya era un cadáver.Dos horas después de la foto desapareció. Posteriormente se recuperó la cámara de su cuerpo y su mujer reveló la imagen que le costó la vida.
Lincoln Hall
Más sorprendente resulta el caso de Lincoln Hall, al que la prensa bautizó como el muerto viviente del Everest. El 25 Mayo del 2006 descendía de la cumbre cuando aquejado de mal de altura, empezó a tener serias alucinaciones.Los sherpas intentaron atenderle hasta que se quedaron sin suministros y el director del equipo,ordenó regresar abandonando a Hall. Cuando llegaron al campamento se comunicó a su familia el fallecimiento.
Sin embargo, a las 7 de la mañana del día siguiente, un equipo estadounidense encontraba a Hall a 8.700 metros, sentado con la piernas cruzadas, sin guantes, con el mono bajado hasta la cintura y el torso desnudo. Estába cambiándose de camiseta, no tenía ni gorro, ni gafas, ni máscara de oxigeno o botellas, ni saco de dormir, ni mantas, ni cantinplora de agua. Cuando llegaron hasta el tan solo dijo: “les sorprenderá verme por aquí”.
Mazur canceló su acometida e inmediatamente iniciaron las labores de rescate. Enviaron a 12 sherpas que se unieron a los 4 componentes del equipo, consiguiendo que Lincoln bajase andando hasta el campamento, donde fue tratado de edema cerebral y se recuperó.
Desde el campamento base pudo hablar con su esposa y sus hijos que todavía no se creen lo sucedido. En esta ocasión Lincoln Hall pudó escapar al tributo que a menudo se cobra la montaña y todavía hoy es un misterio saber como su cuerpo pudo resistir aquella terrible noche.
Beck Weather: 36 horas enterrado bajo la nieve del Everest
Beck Weathers, un alpinista norteamericano, esperó en coma su muerte durante la primavera de 1996. Con sólo la cara y una mano al descubierto permaneció hundido e inconsciente bajo la nieve más de 30 horas antes de que su cerebro inexplicablemente decidiera reaccionar.
Beck Weathers ascendia cuándo le sorprendio una repentina y extraña ventisca a escasos metros de la cumbre, tormenta que ese mismo día se llevó la vida de otras 9 personas, entre ellos la de ”Botas verdes”.
Beck Weathers, de 49 años, tenía 10 años de experiencia en alta montaña cuando se embarcó en el ascenso del Everest. No sin antes pasar varios meses de entrenamiento. Estaba preparado, un año antes incluso se había operado los ojos para corregir su miopía y encarar con mejor visión el desafío, en lo que sería la decisión desencadenante de su desgracia.
Cuando todos los escaladores pasaron el campamento IV, a escasos 450 metros de la cumbre, una tormenta no prevista les sorprende en la última cuerda montañosa, a una temperatura de -50ºC , con vientos de 90 kilómetros por hora, los alpinistas empezaron a derrumbarse. En ese momento había 20 escaladores y un parte de tiempo equivocado en los últimos 600 metros de ascensión.
Un compañero informó por radio al campamento de la tormenta a escasos metros de la cima. Su compañero Doug Hansen estaba exhausto y no podía ni continuar ni bajar. Se quedaría con él a esperar ayuda. También informó queBeck Weathers, nuestro protagonista, había colapsado durante la tormenta y yacía muerto en la nieve una decena de metros más abajo. Desde el campamento le ordenaron que abandonase a Doug para poder salvar su vida, pero se nego.
Desde ese momento firmo con lealtad su sentencia de muerte no sin antes pedir al campo III que le pusieran en contacto via satélite con su mujer, embarazada de siete meses de la que se despidió en la más absoluta soledad después de decidir el nombre de su futuro hijo.
Desde el campo III salió un equipo de rescate hacia la arista. Al llegar ayudaron a los supervivientes a bajar hasta el Campo III, a 7.310 metros e identificaron a los colapsados. No encontraron a Beck Weathers.
Los compañeros le buscaron para certificar la muerte antes anunciada, pero la ventisca hacía imposible ver mas allá de un par de metros. Además el propio Beck, como contaría más tarde, se había desviado unos metros de la cuerda a causa de la ceguera que le estaba provocando la congelación de sus globos oculares.
Las cicatrices de su antigua operación habían reventado por el frío y su visión era prácticamente nula. Beck decidió antes de desvanecerse resguardarse del fuerte viento en un recoveco de nieve.
24 horas después de su desmayo, el equipo encontró el cuerpo de Beck Weathers, al lado del cadáver de la japonesa Yasuko Namba y cubierto completamente de hielo excepto media cara y la mano derecha que se erguía como un palo, congelada con los dedos abiertos y por encima de la nieve.
Comprobaron que aún respiraba débilmente desde el coma y decidieron, ante la imposibilidad de efectuar un traslado, certificar su segunda ”muerte” puesto que nadie había despertado nunca en la montaña de un coma hipotérmico.
Lo que ocurrió a partir de ese momento es un completo misterio para la ciencia. Beck permaneció 30 horas en un estado catatónico. El oía a sus compañeros pasar y decir “está muerto” pero no podía ni moverse ni parpadear cuando marchaban. El cerebro del alpinista consiguio despertar de una hipotermia irreversible y 36 horas después del inicio de la gran ventisca Beck apareció tambaleándose como una momia en la tienda médica del campo III.
El primer chequeo fue desolador. Tras su aparente lucidez se escondía un cuerpo congelado y rígido. La mano derecha era una piedra y en la cara asomaba ya la necrosis negra del tejido muerto. Beck fue reservado en una de las carpas mientras atendían al resto de pacientes con más probabilidades.
Durante esa noche, la ventisca destrozó la tienda donde estaba y parte del nylon cayó sobre su cabeza, dejandole a la intemperie. Inmóvil pasó la noche entre gritos estériles y estertores de frío. Cuando el equipo despertó y vieron el panorama pensaron en el desenlace fatal pero Becks… había vuelto a conseguirlo por tercera vez.
Con una camilla de sogas sus compañeros consiguieron evacuarlo al campo base, a 5.500 metros. Un helicóptero lo trasladaría desde allí a un hospital en lo que se considera el rescate a mayor altura que ha hecho nunca una aeronave de esas características.
Beck Weathers pasó hasta 10 veces por el quirófano. Le amputaron el brazo derecho y los dedos de la mano izquierda y pies. También le reconstruyeron la nariz con trozos de piel de las piernas. Nunca más volvió a la montaña.
Los cuerpos no quedan cubiertos por la nieve.
Por alguna razón, los cuerpos que quedan en el Everest no terminan cubiertos por la nieve, permaneciendo visibles durante décadas.
Tal vez sea que las fuertes ventiscas limpian la nieve que cae sobre ellos antes de que llegue a cuajar o puede que los colores oscuros de la ropa atraigan mejor la luz, ofreciendo suficiente calor como para que no cuaje.
Acontinuación, imagenes de otros muchos cuerpos que continúan en la Cima del Mundo, mostrando el precio que tiene un sueño.
Ranking coeficientes de peligrosidad de los 14 ochomiles (2004)
Os muestro a continuación una tabla con el índice de peligrosidad de cada ochomil. EL primero sería el Annapurna: de cada 10 alipinistas que intentan su cima, 4 fallecen en el intento. Curiosamente y a pesar de lo leído en este artículo, el Everest es de los menos peligrosos. Lo que ocurre es que hay mucha gente que quiere hollar su cima, y claro, aunque el porcentaje sea bajo, al final en número son bastantes.
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