El primer objeto interestelar conocido que aterrizó en la Tierra fue un meteorito que se estrelló cerca de Papua Nueva Guinea en 2014. Sin embargo, su origen permaneció desconocido durante años porque los datos recopilados por los sensores del Departamento de Defensa estaban clasificados.
En 2019, dos investigadores de Harvard afirmaron que habían identificado el meteorito como un visitante extrasolar, pero no pudieron acceder a los datos del Departamento de Defensa para confirmar su hallazgo.
En 2022, el Comando Espacial de EE. UU. finalmente verificó su descubrimiento utilizando su propio científico jefe y datos del Departamento de Defensa. Pero esto planteó más preguntas sobre por qué el gobierno había ocultado información tan importante al público y a la comunidad científica.
Surge la pregunta, ¿tal vez no fue un meteoro en absoluto?
Motherboard presentó una solicitud de la Ley de Libertad de Información ante varias agencias federales para obtener más información sobre este encubrimiento.
Uno de ellos estaba dirigido al Departamento de Energía, que supervisa el Laboratorio Nacional de Los Álamos, una instalación secreta de armas nucleares que también opera sensores del Departamento de Defensa.
La solicitud pedía correos electrónicos de dos científicos de Los Álamos que mencionaran asteroides, meteoritos o escombros. Motherboard solicitó un procesamiento acelerado debido al interés público en aprender sobre objetos extraterrestres que ingresan a nuestro sistema solar.
Sin embargo, la solicitud se ha enfrentado con repetidos retrasos y obstáculos tanto del Departamento de Energía como del Laboratorio Nacional de Los Álamos. La fecha estimada de finalización se retrasó varias veces y la solicitud se envió a Los Álamos para obtener “información adicional”.
No está claro qué tipo de dificultades les impiden publicar registros sobre este asunto.
Esta situación sugiere que puede haber más secretos y misterios en torno al meteoro interestelar de lo que se ha revelado hasta ahora.
¿Qué sabía Los Álamos al respecto? ¿Por qué no lo compartieron con otros investigadores? ¿Qué más esconden? Estas son algunas de las preguntas que Motherboard espera responder con su solicitud FOIA.
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