Se dice que el misterioso carro sale de la iglesia de San Pascualito, donde se encuentra la imagen de San Pascual, y avanza por las calles oscuras, empujado por un monje esquelético. Luego, el carro se detiene en la casa donde yace una persona moribunda. Tan pronto como la persona muere, el carro desaparece.
El chirrido que hace el viejo carro tortura a los familiares de cualquier paciente, quienes rezan para que el santo no se detenga en su casa. Pocas personas se atreven a mirar por la ventana, pero la mayoría advierte que no se debe ver el carro y el santo fantasmal. Se cree que si el monje esquelético mira a alguien, su espíritu subirá al carro, mientras que su cuerpo permanece inmóvil.
Los que no aguantan el miedo se alejan de las ventanas, apagando las pocas luces de su casa, mientras los curiosos que miran a pesar del miedo lo hacen rezando para que el santo espectral no se dé cuenta. Todo empeora cuando el carro va acompañado de un viento escalofriante, que invade las casas por donde se le escucha pasar.
La gente hace lo que puede para esconderse de San Pascual y su carreta, pero al final vienen a por todos.
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