Uno de los nombres de nuestro planeta recuerda a ‘Midgard-Tierra’, que ocupa un lugar especial entre los planetas. Se considera el nivel planetario medio, situado entre los reinos de los demonios y los mundos superiores. En la cultura védica, la Tierra se considera el más bajo entre los planetas superiores.
Esto no sólo pone de relieve su posición única, sino también las experiencias contrastantes que se abren al alma humana en este lugar. Cada persona, ante los mismos acontecimientos mundanos, tiene la oportunidad de vivir en una realidad paradisíaca o infernal, e incluso de moldear todo el tapiz de los acontecimientos mundiales mediante el poder de sus propios pensamientos y emociones.
La ilusión de un alma dormida
Quienes se levantan temprano han notado desde hace tiempo muchas inconsistencias. La historia que aprendimos, los conceptos sobre el universo y los orígenes humanos, muchos aspectos son muy diferentes de lo que nos enseñaron en la escuela. Los recientes acontecimientos mundiales también contribuyen a este despertar de la oscuridad.
La gente reconoce cada vez más las flagrantes discrepancias entre la realidad y las representaciones que ofrecen los medios de comunicación. Se están revelando engaños, se están desenmascarando figuras públicas y líderes, y secretos que antes se descartaban como teorías conspirativas ahora se están divulgando en todo el mundo. Independientemente de los niveles de concienciación individuales, es evidente que el mundo está atravesando acontecimientos sin precedentes de un cambio de civilización universal.
En la vida personal, se está viviendo un auténtico tsunami emocional y energético. En términos sencillos, la gente está desbordada emocionalmente; los niveles de ansiedad, apatía, depresión, ataques de pánico y caídas de energía no tienen precedentes desde hace años.
El número de personas que buscan ayuda de psicólogos y otros profesionales de la ayuda ha aumentado. El rango de edades de quienes buscan terapia y apoyo psicológico es muy amplio, desde adolescentes hasta jubilados. Las personas tienen dificultades para gestionar sus emociones de forma independiente, y no es aconsejable hacerlo solo en este momento: hay mucho en juego durante este período de reflexión espiritual.
El karma de cada uno moldea la realidad futura de la humanidad.
El karma se entiende como la relación de causa y efecto de las acciones, pensamientos y emociones de una persona. En el pasado, las consecuencias de las acciones de una persona, o el retorno del karma, parecían tardar mucho tiempo, y a menudo los descendientes debían reparar los “pecados” de sus antepasados.
En la actualidad, con el aumento percibido de la energía vibratoria del planeta y la aceleración del tiempo, se cree que el karma regresa casi de inmediato a su origen. Si bien esto puede parecer más justo, también significa que muchas personas luchan con la rápida aparición de consecuencias kármicas, lo que lleva a algunos a partir de este mundo prematuramente o a sufrir enfermedades debido al intenso estrés.
Se dice que vivimos en Kali Yuga, una era marcada por la degradación humana. Sin embargo, también se cree que estamos entrando en una fase dorada dentro de esta era, donde es posible resolver todas nuestras deudas kármicas en una sola vida y avanzar en la evolución de nuestras almas.
Algunos sostienen la opinión de que nuestras almas esperaban ansiosamente la oportunidad de encarnar durante este período único. Acompañando a esta era está la noción de una recalibración divina del ADN, un fenómeno que algunos científicos han observado, que ofrece a cada individuo la oportunidad de trascender la dualidad y el ciclo de reencarnación conocido como Samsara, y ascender a un plano superior de existencia libre de sufrimiento y dolor.
Diagnóstico del karma
El autodiagnóstico del karma negativo es posible observando los acontecimientos que ocurren en nuestro círculo más cercano, las emociones, ansiedades y miedos que sentimos, las cosas que nos causan dolor y lo que nos irrita y nos agita. Escapar de nuestros sentimientos y emociones ya no es una opción. Juntos, creamos un campo de energía unificado que influye en la ejecución de la agenda global, llevando potencialmente a la humanidad hacia un precipicio.
Las entidades que difunden la agenda global a través de diversos foros de la ONU, entre otros, carecen de lo que algunos podrían llamar el “código divino”. Esto implica que replican la experiencia de desmantelar civilizaciones –una hazaña que han logrado en múltiples ocasiones–, pero no están legitimadas para llevarla a cabo ellas mismas.
De hecho, comprenden profundamente la psicología humana, son tecnológicamente avanzados y, por lo tanto, al apuntar fríamente a los puntos de presión más sensibles de la humanidad, ejecutan progresivamente sus planes a costa nuestra. No tienen otro medio de supervivencia, ya que se alimentan de energía negativa y sufrimiento humano. Al carecer de empatía y compasión, ejecutan metódicamente planes que, irónicamente, son los nuestros.
No son ellos, sino nosotros, con nuestros miedos, ansiedades y pensamientos negativos, quienes impulsamos la rueda de la historia hacia catástrofes globales e inundaciones bíblicas. ¡Somos nosotros los culpables! Ellos simplemente nos presentan sus guiones, y nosotros, cediendo ingenuamente a los mitos de terror sobre “enfermedades de moda” y otros eventos similares, cumplimos sus agendas a través de nuestras respuestas emocionales y mentales.
Si la gente dejara de reaccionar con miedo o agresión al ciclo de noticias, este frenesí global cesaría en un instante. Sin embargo, el ciclo continúa.
Una persona no puede dejar de reaccionar mientras exista en ella una experiencia kármica negativa que, como cualquier gestalt, requiere ser completada.
No huyáis de él, no os escondáis “en casa” esperando que pase por sí solo, sino enfrentaos a él. De lo contrario, la humanidad no conseguirá atravesar ese estrecho pasaje. Esto coincide con la profecía del Apocalipsis de Juan, que afirma que sólo un tercio de la humanidad se salvará. En esencia, se salvarán aquellos que trabajen sobre sí mismos.
Además, no sólo corren peligro las vidas de individuos, sino de familias enteras. Porque cuando llegue el momento de separar el trigo de la paja, sólo aquellos que tengan la luz del alma, en lugar de la oscuridad interior, pasarán por esta transición. Los demás volverán a una existencia en 3D y 2D, desapareciendo inconscientemente momentos antes de que el potencial de liberación de las arduas pruebas del alma esté al alcance de cada uno de nosotros.
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