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Podríamos decir que a la hora de hablar de geometría considerada como sagrada, la figura conocida como la “flor de la vida” es una de las más importantes a lo largo de nuestra historia.

Su simbolismo es tan bello como fascinante, aunque hemos de matizar que entramos dentro de un tipo de espiritualidad y religiosidad para las cuales, no hay ningún aval científico. Para un observador cualquiera, las figuras que ilustran este artículo no dejan de ser una simple composición a base de 19 círculos completos con 36 arcos circulares que forman un conjunto hexagonal.

El resultado de todas estas delicadas pero armónicas formas, componen un círculo mayor. Y en efecto… nos recuerda mucho a la forma de una flor.

Estamos seguros de que este tema te va a resultar interesante. Por ello, te invitamos a descubrirlo con nosotros, o a que complementes cualquier dato en caso de ser un experto. Nos encantará sin duda contar con tu ayuda, porque el tema, dispone sin duda de muchísimos matices.

Geometría sagrada: la flor de la vida

Dada la forma perfecta, la proporción y la armonía de la flor de la vida, pocos arquitectos, filósofos y artistas de la antigüedad pudieron contenerse a la hora de incluirla en sus creaciones.

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Analicemos algunos ejemplos.

La flor de la vida aparece, por ejemplo en gran parte del arte fenicio que conservamos en la actualidad: lo vemos en sus copas, platos, vasijas y frisos de muchos templos.También podemos contemplarla en los templos del interior de la Ciudad Prohibida de China.Si alguna vez viajas a Israel y afinas un poco la vista, verás “la flor de la vida” en muchas sinagogas.La Mezquita de Córdoba, en España, por su parte, también dispone de esta geometría sagrada tan relevante.Si te preguntas ahora cuál es el testimonio más antiguo del que disponemos en la antigüedad, te diremos que se haya en el templo de Osiris en Abydos, Egipto. Los expertos nos comentan que tendría al menos unos 6.000 años de antigüedad.

En la cultura eslava, por ejemplo, en lugar de conocerse esta forma geométrica como “flor de la vida”, se la describe como “roseta” y se la asocia al poder del trueno. El tema es sin duda muy interesante. De hecho, incluso Leonardo da Vinci tuvo mucho interés por ella y la utilizó en parte de sus trabajos, a la hora de desarrollar el aspecto relacionados con la proporción, el uso del espacio y la armonía en las perspectivas. Podemos ver esta figura en sus ensayos (imagen inferior)

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No obstante, veamos a continuación más datos generales sobre la “flor de la vida” o al “huevo de la vida”.

El “huevo de la vida” tenía, para muchos, una íntima relación con la música. Según explicaban, las distancias entre las esferas es idéntica a las distancias entre los tonos y los medios tonos de la música.Otro dato curioso: la flor de la vida dispone, según muchos, de la misma estructura y la misma dinámica celular de la tercera división embrionaria (la primera célula se divide en dos células, luego a cuatro células luego a ocho).

La flor de la vida en la religión

Sabemos ya que esta geometría tan bella, como delicada e interesante, ha formado parte muy íntima en materia artística, pero también dispone de cierta religiosa y espiritual.

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Según el libro “The Ancient Secret of the Flower of Life” ( Melchizedek, Drunvalo) la “flor de la vida” aparece en el libro de Enoc, y suele quedar relacionada también en algunas culturas junto con la figura del Arcángel Metatrón.En la Cábala, también es común esta simbología. Queda relacionado con el árbol de la vida.Dentro de corrientes como el “New Age” la flor de la vida tiene un significado espiritual e iluminativo. Sirve para representar la creación surgida del vacío, la armonía después del caos, y la calma después de la tormenta. Observar esta forma es también un modo de relajación.

Algo que también sabemos es que “la flor de la vida” es la típica forma que más de una vez hemos creado en el colegio con ayuda de un compás y con cierto afán creativo. Es una forma llena de gran belleza que siempre suele atraernos por alguna razón

Por jaime