En 1961, dentro de las fronteras de la antigua Leningrado, ahora conocida como San Petersburgo, un científico y matemático llamado Dr. Matest Agrest desató un debate que se extendería por los pasillos del mundo académico. Su innovador artículo introdujo una teoría revolucionaria llamada paleocontacto, que eventualmente allanó el camino para lo que hoy conocemos como la teoría del antiguo astronauta. Esta idea poco convencional sugirió que ciertos pasajes de los textos bíblicos podrían interpretarse como posible evidencia de visitas extraterrestres.
Entre los diversos lugares propuestos para estos encuentros celestes, uno ha destacado por su perdurable enigma: Baalbek. El Dr. Matest Agrest profundizó en los registros antiguos, incluido el Libro de Enoc y otros textos hebreos, e identificó pasajes que aludían a seres que descendían de los cielos. Agrest propuso una hipótesis intrigante: que estos seres de otro mundo eran entidades extraterrestres que habían venido a la Tierra para ayudar a la humanidad a avanzar en su tecnología, particularmente en la construcción de enormes estructuras de piedra como las encontradas en Baalbek en el Líbano.
Dentro de su investigación, Agrest llamó la atención sobre un grupo conocido como los Vigilantes, descritos como ángeles caídos en los relatos bíblicos, que descendieron a la Tierra en el Monte Hermón, situado muy cerca del sitio de Baalbek. Agrest teorizó que estos Vigilantes eran, en realidad, visitantes de otro mundo que construyeron la plataforma megalítica en Baalbek con un propósito específico.
Curiosamente, Agrest creía que la plataforma fue diseñada como una colosal plataforma de aterrizaje de piedra para naves espaciales extraterrestres. Su razonamiento se basó en la increíble solidez de la plataforma, construida con enormes bloques de piedra. Esta estructura parecía lo suficientemente robusta como para albergar incluso los vehículos más grandes, como cohetes, lo que la convertía en un lugar de lanzamiento y aterrizaje ideal para visitantes de otro mundo.
Dos décadas después de la publicación del polémico artículo de Agrest, nos encontramos con otra figura clave en la exploración de los misterios de Baalbek: el autor e investigador Zecharia Sitchin. A partir de un texto sumerio de 5.000 años de antigüedad conocido como la Epopeya de Gilgamesh, Sitchin llegó a una conclusión sorprendentemente similar sobre el significado de Baalbek.
La Epopeya de Gilgamesh relata las aventuras de un héroe dotado de una fuerza sobrehumana, que se embarca en una búsqueda aparentemente imposible. Durante su odisea, Gilgamesh llega a un lugar que tiene un sorprendente parecido con Baalbek, donde se encuentra con dioses de otro mundo. Este lugar, en la narrativa sumeria, se conoce como el “lugar de aterrizaje”, un sitio diseñado explícitamente para facilitar el ascenso y descenso de los seres desde los cielos a la Tierra.
Según Sitchin, el encuentro de Gilgamesh en la Epopeya de Gilgamesh apunta a un posible avistamiento de una antigua nave espacial despegando de un lugar de aterrizaje, que identificó como Baalbek. Esta intrigante alineación de dos teorías distintas de diferentes épocas nos lleva a reflexionar sobre una posibilidad notable: ¿podría Baalbek haber funcionado como plataforma de aterrizaje para visitantes extraterrestres y ha conservado este papel durante miles de años?
El atractivo perdurable de Baalbek radica en sus colosales estructuras de piedra, que han capturado la imaginación de numerosas civilizaciones antiguas, incluidas las egipcias, asirias, cananeas, fenicias, griegas y romanas. Todas estas culturas, que abarcan vastas distancias geográficas y temporales, eligieron erigir y reconstruir sus templos más venerados en este mismo lugar.
Al contemplar el misterio perdurable de Baalbek, recordamos que nuestro pasado está lleno de historias crípticas y maravillas inexplicables que continúan despertando curiosidad y alimentando nuestra imaginación. Si bien la noción de influencia extraterrestre sigue siendo especulativa, no se puede negar la fascinación duradera que rodea a las antiguas construcciones de Baalbek, que nos invitan a desentrañar el enigma de nuestro pasado distante.
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