Las ideas de Penrose todavía causan controversia en la comunidad científica. Pero quién sabe, ¿qué pasaría si en nuestro eón se hubieran conservado artefactos asombrosos o rastros de superinteligencia del pasado lejano? Después de todo, si los universos anteriores realmente existieran, la vida también podría surgir en ellos y alcanzar increíbles alturas de desarrollo. Pero entonces, ¿por qué no encontrar en nuestro mundo el eco de esas supercivilizaciones desaparecidas hace mucho tiempo?
Quizás, en algún lugar de las profundidades del cosmos, nos aguarde el mayor descubrimiento que cambiará nuestras ideas no solo sobre el Universo, sino también sobre nosotros mismos.
Los científicos han creído durante mucho tiempo que nuestro Universo siempre ha existido, sin principio ni fin. Por supuesto, en él podrían nacer estrellas y explotar, los planetas podrían chocar, las civilizaciones podrían aparecer y desaparecer. Pero en general el Universo parecía constante e inmutable.
Sin embargo, en el siglo XX aparecieron descubrimientos que lo cambiaron todo.
En la década de 1930, los científicos descubrieron que el Universo se estaba expandiendo, es decir, que alguna vez fue más pequeño. Y en la década de 1960, surgió evidencia de que el Universo surgió hace aproximadamente 14 mil millones de años como resultado de una gran explosión: el mismo Big Bang.
Este descubrimiento obligó a los científicos a pensar en dos cuestiones importantes:
¿Qué pasó antes del Big Bang? ¿Cómo era el Universo antes de comenzar a expandirse?
Si el Universo tuvo un principio, entonces debe tener un final. ¿Cómo será?
Uno de los que intentó encontrar respuestas a estas preguntas fue el científico británico Roger Penrose, quien desarrolló un concepto cosmológico muy interesante.
Roger Penrose nació en 1931 en Inglaterra en la familia de un famoso científico. Ya desde niño mostró grandes aptitudes para las matemáticas y siempre estuvo interesado por la ciencia.
Penrose recibió su doctorado en Matemáticas de la Universidad de Cambridge. Pero siempre estuvo interesado en la física y la cosmología, la ciencia del origen y la estructura del Universo. No tenía miedo de proponer las ideas más atrevidas, aunque a primera vista parecieran extrañas.
Junto con su colega Stephen Hawking, Penrose hizo enormes contribuciones al estudio de los agujeros negros. Se le ocurrió una teoría que explica de dónde proviene la energía de los agujeros negros. Este descubrimiento le valió el Premio Nobel de Física en 2020.
Pero Penrose siempre estuvo interesado no sólo en los objetos espaciales individuales, sino también en el Universo en su conjunto. No tuvo miedo de expresar las ideas más atrevidas sobre cómo pudo haberse originado nuestro universo y cuál podría ser su destino.
A sus 90 años, Penrose sigue sorprendiendo a sus colegas con hipótesis y soluciones no estándar a los eternos misterios del Universo. Hizo una gran contribución a la cosmología moderna con sus ideas y descubrimientos audaces.
Aeons: la inusual teoría de Penrose
Penrose propuso llamar “eón” al período de existencia de nuestro Universo desde el Big Bang hasta su fin. En su opinión, antes de nuestro eón hubo uno anterior, y después del nuestro habrá uno siguiente. ¡Y puede haber un número infinito de tales eones: ciclos de vida y muerte del Universo!
Para que sea más fácil imaginar la idea de Penrose, podemos comparar los eones con ciclos familiares en la naturaleza. Por ejemplo, el cambio regular de día y noche o de estaciones también se parece a los ciclos de vida y muerte.
El día da paso a la noche y luego llega de nuevo la mañana. La primavera da paso al verano, al otoño y al invierno, tras los cuales vuelve la primavera. Estos ciclos se repiten sin cesar. Además, cada nuevo día o año es diferente del anterior, aunque está sujeto a las mismas leyes de la naturaleza.
Así, los eones, según Penrose, van uno tras otro: nuestro eón será reemplazado por el siguiente, luego por otro, y así sucesivamente. Cada nuevo universo será único, pero todos son eslabones de una cadena interminable, cuyas leyes desconocemos. Pero los ciclos familiares de la naturaleza nos brindan la oportunidad de experimentar, al menos parcialmente, esta asombrosa idea.
Estas simples analogías ayudarán a que el concepto abstracto de eones sea más accesible a la comprensión.
¿Qué pasa si nuestro eón termina
Cuando termine nuestro eón, toda la materia del Universo se desintegrará en partículas elementales y los últimos fotones desaparecerán en el espacio en expansión. Entonces nuestro Universo se convertirá en un vacío, privado de movimiento y tiempo.
¡Pero entonces, en este vacío, de repente ocurrirá un nuevo Big Bang, que dará lugar al próximo eón y a un nuevo Universo! Y esto se puede repetir una y otra vez, para siempre.
Esta idea explica de manera muy simple lo que sucedió antes de nuestro Universo y lo que sucederá después. También nos ayuda a comprender por qué diferentes partes del Universo moderno tienen más o menos el mismo aspecto. Después de todo, antes de la aparición de nuestro eón, todas las partes estaban “mezcladas” en el Universo anterior.
Pero ¿cómo podemos comprobar si la hipótesis de Penrose es correcta
Él cree que podemos encontrar rastros de eones anteriores.
Por ejemplo, Penrose sugiere que al final de cada eón, toda la materia del Universo es devorada por agujeros negros gigantes. Estos agujeros negros supermasivos chocan y finalmente se fusionan en una explosión fantástica, lanzando un nuevo eón.
Un evento así generaría ondas gravitacionales muy poderosas. ¡Sus “ecos” pueden llegar incluso a nuestro eón! Si encontramos perturbaciones gravitacionales inexplicables en nuestro Universo, esto será una indicación de eones pasados.
Además, en la radiación cósmica de fondo de microondas se pueden conservar huellas de eones anteriores, una especie de “eco” del Big Bang. Algunos científicos ya han encontrado extrañas zonas en forma de anillos en el fondo de las reliquias. Parecen haber sido formados por antiguas ondas gravitacionales.
Sin embargo, la mayoría de los cosmólogos todavía se muestran escépticos acerca de las ideas de Penrose. Consideran poco probable el escenario de una colisión de agujeros negros supermasivos.
En su opinión, los agujeros negros deberían desaparecer debido a la evaporación incluso antes de que tengan tiempo de colisionar. Entonces, al final del eón, el Universo simplemente estará lleno de radiación de alta energía, no de agujeros negros.
Para demostrar que Penrose tiene razón, se necesitan observaciones y cálculos más precisos. Quizás en el futuro sea posible confirmar sin ambigüedades la existencia de eones anteriores. Sería una sensación científica.
En cualquier caso, las ideas de Penrose son muy interesantes. Nos permiten echar una nueva mirada a la naturaleza del Universo y su pasado. Incluso si la hipótesis de los eones finalmente no se confirma, obliga a los científicos a reflexionar sobre preguntas sorprendentes sobre de dónde venimos y hacia dónde vamos.
De hecho, las ideas de Penrose encajan bien con otras hipótesis modernas del “universo paralelo”. Quizás nuestro Universo surgió de la colisión de agujeros negros en alguna otra dimensión. Esta dimensión todavía existe en algún lugar cerca de nosotros, pero perdimos todo contacto con ella después del Big Bang.
De una forma u otra, la ciencia moderna nos ofrece algunas ideas sobre la estructura de la realidad. Una gran cantidad de universos pueden nacer entre sí, expandirse, morir y nacer de nuevo. Y en uno de los infinitos universos debían existir las condiciones ideales para el surgimiento de vida e inteligencia capaces de comprender toda la belleza y complejidad del mundo circundante.
Los principales problemas e inconsistencias en la teoría de los eones cíclicos de Penrose:
No hay explicación para la causa raíz de los ciclos.
La teoría de Penrose no responde qué desencadena el primer ciclo de eones. ¿De dónde surgió ese “Universo primario”, que eventualmente se convirtió en una singularidad y explotó con el Big Bang, dando lugar a una serie de eones? Este es el principal problema filosófico de la teoría.
Según la teoría, las leyes físicas deberían ser las mismas en todos los eones. ¿Pero por qué no pueden cambiar? Después de todo, las condiciones del Big Bang son diferentes en cada caso.
La problemática naturaleza de los “agujeros negros” al final del eón
Penrose cree que los eones terminan con la absorción de materia por los agujeros negros. Sin embargo, muchos científicos señalan que debido a la evaporación, los agujeros negros deberían desaparecer antes de que tengan tiempo de colisionar.
Según los científicos, no existe una confirmación experimental inequívoca de las ideas de Penrose, por ejemplo, las ondas gravitacionales de las colisiones de agujeros negros en el pasado eón. Quizás sean simplemente indetectables.
Contradice otras teorías
La hipótesis del eón cíclico va en contra del modelo cosmológico inflacionario y de la teoría de cuerdas que ahora se consideran fundamentales. Aún no está claro cómo reconciliarlos. Pero al final, una hipótesis no comprobable (el big bang) da lugar a otras hipótesis no comprobables (el juego de cuentas de Pentrose-Hawking).
Todas las teorías sobre la aparición del universo son igualmente poco fiables. ¿Dónde estaba la singularidad? ¿Por qué perdió estabilidad y explotó? ¿En qué espacio se ubica todo el conjunto de universos paralelos y tiene límites? Si es así, ¿con qué? Nuestra ciencia es como un ciliado que ha decidido describir el océano mundial y todas las interacciones que en él ocurren.
Así, a pesar de su elegancia, la teoría de Penrose todavía plantea muchas preguntas en la comunidad científica. Quizás con el tiempo aparezcan respuestas a estos problemas e inconsistencias. Mientras tanto, la hipótesis de los eones cíclicos sigue siendo entretenida, pero discutible.
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