El año 1947 comenzó con varios eventos importantes. Un breve repaso nos lleva no solo al caso Roswell, sino también al descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto. En el ámbito científico, destacan la invención del transistor, el microondas y el primer computador.
Pero esto no es todo, porque en ese especial 1947, una noticia sobresalió por su gran relevancia. Se difundió que en una remota cadena montañosa de China, un piloto estadounidense había descubierto una enorme pirámide desconocida, cuya dimensión, según declaró, parecía rivalizar con las de Egipto. Sin embargo, a pesar de la curiosidad que despertó, un gran secretismo comenzó a rodear este enigma, y tuvieron que pasar varias décadas para que el tema volviera a la luz pública.
Invito al lector a acompañarme en la búsqueda de respuestas, presentando este escritor algunos aportes originales que seguramente sorprenderán.
Año de 1947. Cuando las pirámides chinas salieron a la luz: El caso de Maurice Sheehan
“El antiguo pasado de China nos es ocultado tanto a nosotros como a su propia población. Su grandiosa historia se revela lentamente, de manera similar a como se descubrió la de Egipto. Más tarde, se supo de edificios, menhires y otros monumentos que no fueron mencionados por los historiadores chinos como parte de su historia”. Palabras del historiador francés Henri Cordier en 1920.
El 28 de marzo de 1947, una noticia publicada por The New York Times captó la atención, denunciando en su artículo la existencia de una enorme pirámide china, un hallazgo realizado por un piloto estadounidense mientras volaba en su avión DSC. El testigo, identificado como Maurice Sheehan, afirmó que el increíble descubrimiento tuvo lugar mientras atravesaba la cordillera de QinLing Shan, en la provincia de Shaanxi.
Sheehan, quien además se desempeñaba como director de la división del Lejano Oriente de Trans World Airlines, llevaba nueve años residiendo en China y era un asesor recurrente del gobierno. Según su historial de servicio, Sheehan, un coronel nativo de Illinois nacido en 1902, había formado parte de Los Tigres Voladores, un célebre grupo estadounidense de combatientes aéreos mercenarios que en 1937 se alistaron para luchar a favor de China en su conflicto con Japón.
Retomando su testimonio, aquella observación pareció impactar profundamente al experimentado militar, quien incluso aclaró que no era la primera vez que veía la inmensa pirámide, descubierta en sus primeras incursiones antes de la Segunda Guerra Mundial.
Fotografía de la llamada Pirámide de Xian, presentada al mundo en 1947 por el coronel norteamericano Maurice Sheehan, supuesto autor de la fantástica toma. Cortesía: defence.pk
Otro medio, el periódico californiano Madera Tribune, también se hizo eco de la noticia el 28 de marzo de 1947 bajo el título “Gigantesca Pirámide Encontrada al Oeste de China”, y recoge las siguientes palabras de Sheehan:
“Cuando volé sobre ella por primera vez, me impresionó su forma piramidal perfecta y su gran tamaño, pero durante los años de la guerra no volví a pensar en ello, en parte porque parecía increíble que algo tan grande pudiera ser desconocido”.
Según Sheehan, la base de la inmensa pirámide tendría casi 1.500 pies de ancho (unos 300 metros) y unos 1.000 pies de alto (unos 450 metros). Para localizarla, había que atravesar un complejo valle bajo las montañas de QinLing Shan, a cuarenta millas (64 km) al suroeste de Xian, capital de Shaanxi. Sheehan también mencionó la existencia de una segunda pirámide, aunque de dimensiones más modestas.
Un mes más tarde, en abril de 1947, otro periódico, esta vez australiano, llamado The Guardian, publicó un artículo titulado “Gigantesca Pirámide Encontrada en las Montañas de China”, añadiendo algunos detalles interesantes. Por ejemplo, el valle mencionado por Sheehan estaba plagado de montículos de entierro. En cuanto a la misteriosa pirámide, su desconocimiento se explicaba por la total ausencia de comunicaciones en la región.
Uno de los pocos retratos conservados de Maurice Sheehan.
Un detalle a considerar es que, en los periódicos revisados por este medio, la fotografía de la pirámide nunca aparece, aunque se dice que fue publicada por The New York Times y posteriormente por el Los Angeles Daily Express. Menciono esto sin desmerecer el testimonio de Sheehan, ya que sin esa imagen, esta historia nunca habría generado tanto revuelo.
Uno de los periódicos que en 1947 difundió el hallazgo de la Pirámide China, fue el Madera Tribune, y donde se reseña la noticia sin la fotografía conocida.
Y aquí surge otra incógnita: la famosa fotografía de la pirámide, ¿fue realmente tomada por Maurice Sheehan? O, como sugiere la escritora April Holloway, ¿los periódicos utilizaron una imagen del Mausoleo Maoling como recreación, que hoy se cree es la fuente de la verdadera fotografía
Cabe mencionar que este túmulo funerario alberga los restos de Wu (206 a.C.-24 d.C.), uno de los emperadores más antiguos de China y miembro de la famosa dinastía Han. Lo cierto es que, tras la difusión de la impactante noticia, el propio gobierno chino respondió, como revela el fallecido investigador belga Philip Coppens en su artículo de 2014 “China’s Great Pyramids Controversy”, donde comenta cómo el relato de Sheehan fue desacreditado.
“El Los Ángeles Daily Express publicó la fotografía de Sheehan. Pero unos días después, Associated Press recibió una carta de las autoridades de la provincia de Nankin, afirmando que la existencia de tales pirámides no está respaldada por pruebas”.
Maurice Sheehan falleció en 1975 y, hasta sus últimos días, defendió su testimonio, aunque también mencionó ciertas exageraciones por parte de los medios.
James Gaussman, y su encuentro con una pirámide blanca
“Volando sobre las montañas, giré a la izquierda y me encontré sobre un valle plano, en medio del cual había una pirámide blanca gigante. Parecía algo indescriptible de un cuento de hadas, ya que reflejaba una luz blanca muy brillante”. James Gaussman, 1945.
Esta historia ha estado circulando por Internet durante mucho tiempo. Se trata de un piloto de la Segunda Guerra Mundial llamado James Gaussman, quien aparentemente, durante un incidente con su avión, se encontró con una inmensa pirámide blanca en China.
Según los informes, este episodio ocurrió en la primavera de 1945, dos años antes de la revelación hecha por Maurice Sheehan.
El testimonio de Gaussman menciona que su experiencia tuvo lugar mientras atravesaba el misterioso Valle de la Muerte (Parque Forestal Nacional del Valle de Heizhu), ubicado en la provincia de Sichuan, en el suroeste de China.
De repente, uno de los motores de su avión comenzó a fallar debido al congelamiento del combustible. Intentando mantenerse en el aire, Gaussman realizó algunos zigzags con su avión para retrasar el descenso.
Fue entonces cuando avistó la extraña pirámide blanca. Gaussman no podía creer lo que veía.
Luego relató:
“Me incliné para evitar las montañas y llegamos al nivel del valle. Directamente debajo de nosotros había una gigantesca pirámide blanca. Parecía sacada de un cuento de hadas. Era de un blanco brillante. Quizás era metal o algún tipo de piedra. Era de un blanco puro por todos lados. Lo más notable era el cristal en la parte superior de la pirámide, que brillaba como una enorme gema. No tuvimos la oportunidad de aterrizar, aunque queríamos. Nos sorprendió lo inusual de lo que vimos”.
Se cree que Gaussman no pudo aterrizar debido a la complejidad de la zona, limitándose a dar tres vueltas alrededor de la pirámide, aunque otros informes indican que sí pudo aterrizar.
Tras la sorprendente observación, Gaussman y su equipo regresaron a su base en Assam, India, donde se dice que fue interrogado por la inteligencia estadounidense, que además, como de costumbre, terminó confiscando el valioso material fotográfico.
Un asombrado Gaussman habría declarado a sus oficiales: “El mundo se sorprendería cuando se enteraran de esa pirámide”. Tal es el increíble relato. Ahora bien, debo decir a los lectores que hasta el momento no he encontrado ninguna pista que certifique la identidad de James Gaussman, lo cual me lleva a pensar que quizás nunca existió, a pesar de que se diga que estamos ante información ultra clasificada. No hay un solo registro de su persona, sin contar otros nombres que de vez en cuando aparecen en la red vinculados al mismo relato.
Bruce L. Cathie, piloto neozelandés, experto en matemáticas y más tarde ufólogo conocido, fue uno de los primeros en difundir la historia de la Pirámide Blanca, difundido en su libro de 1978 The Bridge To Infinity. Cortesía: sherdog.com
En cuanto a la fuente original que dio origen a esta narrativa, la primera sospecha se remonta a finales de la década de 1970. Al parecer, en esa época, un catedrático de la Universidad de Yale llamado Vance Russell Tiede publicó varios artículos sobre las Pirámides Chinas, destacando sus alineaciones astronómicas.
Algunos creen que fue Tiede quien sacó a la luz la historia de James Gaussman. Sin embargo, al revisar sus escritos, solo encontré una vaga referencia al tema, centrada en la conocida fotografía. Para aclarar el rumor, le escribí a Tiede, quien, para mi sorpresa, me respondió amablemente, negando estar involucrado en la difusión sobre la pirámide blanca y atribuyendo el malentendido a una confusión.
Otras fuentes mencionan al famoso investigador neozelandés Bruce Cathie, quien en su libro “Bridge to Infinity”, publicado en 1983, hace alusión a esta historia, acompañando su relato con la clásica fotografía reportada por Maurice Sheehan. Tres años después, en 1986, los escritores Brian Crowley y James Hurtak volvieron a incluir la clásica imagen en su obra “The Face of Mars: The Evidence of a Lost Martian Civilization”.
Pero volvamos al tema de la Pirámide Blanca. Existe un antecedente que podría ser una pista en la búsqueda por entender los orígenes de esta fascinante narrativa.
La novela “Horizontes Perdidos” de James Hilton, cuya historia fue adaptada al cine en 1937, parece contener algunas pistas sobre el misterio de la Pirámide Blanca.
Este aporte proviene de mi colega y amigo, el ufólogo francés Michel Zirger, quien en su reciente trabajo “Man of Mysteries. The Three Lives of George Hunt Williamson” (2022), al repasar las antiguas conexiones de Williamson con las pirámides chinas, encontró una pista intrigante sobre la Pirámide Blanca en la lectura del famoso libro del autor británico James Hilton, “Horizontes Perdidos” (1933), donde se aborda la leyenda de Shangri-La en forma novelada. Examinemos este contenido.
Recordemos que la trama trata sobre un avión que se estrella en algún lugar del Himalaya, y cuyos sobrevivientes son rescatados por los habitantes de un valle desconocido en los mapas. El enigmático asentamiento está dirigido por un sabio lama. Antes del accidente, uno de los protagonistas, llamado Conway, mientras contempla el imponente paisaje desde el avión, cree detectar una insólita montaña piramidal de color blanco.
En las blancas montañas de la ancestral Kunlun, uno de los sitios más reverenciados de toda China, y antiguo centro del mundo, se ocultan grandes secretos. Cortesía: istockphoto.com
Consideremos este pasaje:
“Conway pudo observar un vasto valle rodeado de montañas de aspecto lúgubre, no muy altas, pero cuyos picos se proyectaban en negro contra el azul eléctrico del cielo nocturno. Sus ojos se dirigieron, como atraídos por una fuerza irresistible, hacia el inicio del valle, donde se alzaba, con irisadas magnificencias bajo la luz de la luna, lo que le pareció la montaña más encantadora de la tierra. Era un cono de nieve casi perfecto; parecía haber sido construido por un niño, y era imposible determinar su tamaño, así como su altura y distancia. Era tan radiante, tan serenamente equilibrado, que se preguntó por un momento si era real. Mientras miraba, una pequeña nube ocultó brevemente el borde de la pirámide, dando vida a la visión antes de que la vibración de la enorme masa de nieve demostrara su realismo”.
Otro pasaje añade:
“A lo lejos, la blanca pirámide evocaba en el espíritu la impresión de un problema de Euclides, y cuando finalmente el sol se alzó en el cielo de un azul purísimo, Conway se sintió casi completamente tranquilo”.
Algunas voces sugieren que la Pirámide Blanca podría ser en realidad el Monte Kailash, ubicado en el Tíbet, una de las cimas más sagradas de toda Asia y también considerado un antiguo ombligo del mundo. Y recuerdo al lector que hemos hablado de este tema muchas veces. Curiosamente, Kailash, según revelan textos legendarios, significa cristal, quizás debido a su inmensa blancura. Tampoco se debe descartar, y atención con este punto, otro sitio muy reverenciado en la tradición china: las montañas de Kunlun, donde según rumores habitan los legendarios inmortales. Al revisar los antiguos textos taoístas, descubrimos que en la cima de Kunlun se asienta un trono de jade custodiado por ríos de oro, según la leyenda.
En 1902 el norteamericano Francis H. Nichols, publicó Through Hidden Shensi donde incluyó un retrato de la gran Pirámide de Xian, siendo quizás la primera fotografía conocida.
Fred Meyer Schroder. Secretos ocultos de las pirámides chinas
“La pregunta que muchos investigadores se hacen es: ¿Cuál es la antigüedad de estas pirámides y quiénes fueron sus constructores? Sabemos que varios emperadores chinos las utilizaron como mausoleos desde aproximadamente el siglo III a.C., pero las tradiciones orales y los registros de los monasterios en las regiones donde se encuentran sugieren que estos grandes edificios son miles de años más antiguos que los dignatarios enterrados en ellos”. Las Pirámides Chinas en Xian, Shaanxi.
En la búsqueda de antecedentes sobre las pirámides chinas y sus primeros informantes, el nombre de Fred Meyer Schroder aparece como un testigo válido. Su historia se dio a conocer en 1978 cuando el escritor estadounidense Robert Easton publicó “Guns, Gold, and Caravans: The Extraordinary Life and Times of Fred Meyer Schroder”, seguido en 1982 por “China Caravans: An American Adventurer in Old China”.
Estas dos biografías relatan la vida de Fred Meyer Schroder, quien es presentado como un ganadero criado en California durante la década de 1880 y más tarde buscador de oro. Para 1912, Schroder ya se había convertido en un comerciante versátil que, trasladado al oriente asiático, comenzó a operar caravanas, trabajando no solo en la capital de Mongolia, entonces Urga (actual Ulán Bator), sino también en el interior de China. El comercio de Schroder se basaba en la venta de cigarrillos, velas y especialmente armas ilegales que eran traficadas a los rebeldes mongoles en su lucha contra el ejército invasor chino. Junto a Schroder se encontraba Oscar Maman, quien además de ser su socio, lo acompañó en muchas de sus aventuras.
En 1978, el escritor Robert Easton publicó una biografía que narra la vida de Fred Meyer Schroder, destacando sus increíbles experiencias en Oriente, donde se le reveló información intrigante sobre la historia de las pirámides chinas. Fuente: iberlibro.com
La audacia de Schroder en cuanto a sus simpatías mongolas lo llevó a ser reclutado como mensajero espía. Así, acompañado por un monje budista llamado Bogdo, Schroder se embarcó en una misión cuyo objetivo era entregar un mensaje al gran Tashi Lama del Monasterio Budista de Kumbum, ubicado en Xining, capital de la provincia de Qinghai, en el noroeste de China. Conocido como el Dios Rojo, el Tashi Lama era considerado, después del Dalai Lama, como uno de los santos más reverenciados, y se le pidió que fomentara la unión de todas las tribus mongolas.
Una antigua fotografía del impresionante Monasterio de Kumbum, el segundo más importante después de Lhasa, donde en 1912 Fred Meyer Schroder fue iniciado en algunos de sus secretos ocultos. Fuente: Bundesarchiv Bild, Tibetexpedition, Großer Chörten in Gyantse.
Mientras recorría el camino hacia el Monasterio de Kumbum, el monje Bogdo sorprendió a Schroder con un anuncio, diciendo que pronto verían una serie de pirámides, calculadas en siete, cerca de la carretera de Shaanxi.
Schroder quedó pensativo y volvió a preguntar a Bogdo si esas estructuras eran en realidad antiguos túmulos funerarios. Pero el monje respondió con firmeza, subrayando:
“No son túmulos funerarios. Estas son montañas tan altas como el cielo. No son túmulos ordinarios, aunque emperadores y emperatrices pueden estar enterrados en ellos.”
Retrato de una antigua edificación escalonada en China denominada Pirámide Mariscal, localizada en Xian.
Más tarde, en su diario personal, Fred Meyer Schroder narró:
“Después de varios días de agotadora conducción, de repente vimos algo imponente en el horizonte. A primera vista, parecía una montaña, pero al acercarnos, nos dimos cuenta de que era una estructura con cuatro bordes perfectamente biselados y una parte superior plana. Nos aproximamos desde el este y vimos tres gigantes en el grupo del norte, mientras que el resto de las pirámides disminuían en tamaño hacia el sur. Se extendían a lo largo de seis u ocho millas a través de la llanura, elevándose sobre las tierras cultivadas y los pueblos. Estaban justo bajo las narices de la gente y seguían siendo completamente desconocidas para el mundo occidental. La Gran Pirámide tenía aproximadamente mil pies de altura (unos 300 metros, casi el doble de la pirámide de Keops) y casi mil quinientos pies en la base (unos 500 metros, el doble de la pirámide de Keops). Los cuatro lados de la pirámide china estaban orientados estrictamente a los puntos cardinales. Cada cara de la pirámide era de un color diferente: negro al norte, verde-azul al este, rojo al sur y blanco al oeste. La cima plana de la pirámide estaba cubierta de tierra amarilla. En las caras de la pirámide había escalones que conducían a la cima, pero ahora estaban llenos de fragmentos de piedras que se desmoronaban desde arriba. Debajo había escalones de piedra toscamente labrada (cada piedra de unos tres pies cuadrados). La pirámide en sí, como la mayoría de los edificios en China, era de adobe. Enormes canales del tamaño de cañones de montaña se extendían a lo largo de sus paredes, también cubiertos de piedras. Árboles y arbustos crecían en las laderas, suavizando los contornos de la pirámide y dándole una apariencia natural. Esta vista majestuosa me dejó sin aliento. Viajamos alrededor de las pirámides buscando una entrada, pero no encontramos nada”.
Entre 1909 y 1912, el etnólogo y arqueólogo francés Víctor Segalen llevó a cabo una importante expedición por China, cuyos hallazgos fueron publicados en su libro “Mission archéologique en Chine 1923-1924”, acompañado de un extenso archivo fotográfico. En una de las imágenes, se puede ver un retrato de la Pirámide de Xian.
Después de esta experiencia, ambos viajeros llegaron al Monasterio de Kumbum. Allí, Schroder se puso en contacto con el Tashi Lama, quien se mostró muy atento y servicial con el estadounidense. Intrigado por su reciente observación, Schroder quiso saber más sobre el enigmático complejo piramidal.
Según le reveló el propio Tashi Lama, fuentes no oficiales indicaban que aquellas pirámides tenían una antigüedad de hasta cinco mil años. Cuando Schroder pidió información sobre los constructores, recibió como respuesta que eran obra de hombres muy, muy antiguos. Para seguir instruyendo a Schroder, el Tashi Lama lo invitó a ver la biblioteca de Kumbum, que alberga uno de los archivos más importantes en cuanto a registros conservados.
Retomamos el diario de Schroder:
“El Tashi Lama se acercó a uno de los estantes y tomó un gran volumen. Estaba encuadernado en cuero, atado con tendones y parecía muy viejo. Al abrirlo, pasó algunas páginas, diciendo que eran de esas que registraban la existencia de las pirámides y otros monumentos antiguos”.
Además de libros, el Tashi Lama mostró a Schroder discos de arcilla grabados con escritura en forma de columna, donde, según se le confió, en su traducción se mencionaba el contacto con un antiguo pueblo que habría habitado tierras más allá de los grandes océanos. Otra curiosidad mencionada por Fred Meyer Schroder en sus memorias es que en el Monasterio de Kumbum existía una sala de meditación especial, donde los monjes en trance relataban sus visiones astrales.
En 1909, tres años antes de los acontecimientos protagonizados por Schroder en 1912, el etnólogo y arqueólogo francés Víctor Segalen llevó a cabo una recordada expedición por tierras chinas, trabajo que más tarde plasmó en su obra póstuma “Mission archéologique en Chine, 1923-1924”, documentado con fotografías de las impresionantes edificaciones piramidales que Schroder presentó como túmulos funerarios.
Pero existe otra fuente poco citada, como señala el sitio The Biggest Study en su artículo de 2013 “Pot Pourri Pyramids Monks and Reality”, refiriéndose al libro del estadounidense Francis H. Nichols, “Through Hidden Shensi”, de 1902. Es importante mencionar esto porque en el examen de la obra de Nichols se encuentra quizás la primera fotografía conocida de la pirámide de Shaanxi. Además, este dato fue informado por la revista PURSUIT el 24 de octubre de 1973, vol.6, nº4.
El Misterioso Valle del Bambú Negro. ¿Vórtice mortal?
Al mencionar la historia de James Gaussman, señalamos que no existen pruebas que respalden el caso de la Pirámide Blanca, principalmente debido a la falta de documentación sobre su principal protagonista. Sin embargo, hay un punto que merece atención. Si el lector ha estado siguiendo a esta autora, comprenderá que los testimonios proporcionados por Maurice Sheehan y Gaussman difieren en cuanto a la ubicación.
Reitero esta cuestión porque en la información que circula sobre el tema, estas dos ubicaciones geográficas a menudo se confunden. Dicho esto, quiero recordar que Gaussman no se refiere a Shaanxi, sino a un supuesto valle maldito ubicado cerca de la provincia china de Sichuan, conocido como el Valle del Bambú Negro o Heizhu. Cabe mencionar que Sichuan también es famoso por su colonia de pandas. Lo cierto es que Sichuan ha sido mencionado en una serie de eventos paranormales, que incluyen la desaparición de personas, aviones e incluso animales, en casos reportados desde 1949.
El Valle del Bambú, conocido también como el Valle de la Muerte, es considerado uno de los lugares más peligrosos de China. Fue allí donde James Gaussman tuvo su visión de la Pirámide Blanca. Fuente: hi-leshan.com
Entre los fenómenos reportados, se menciona una extraña niebla blanca que suele estar acompañada de sonidos atronadores que rodean el área, así como alteraciones temporales y la producción de efectos electromagnéticos. Otra cuestión, igualmente intrigante, sugiere que el Valle de Heizhu forma parte del llamado Paralelo 30, que también atraviesa el Triángulo de las Bermudas, la Zona del Silencio y las Pirámides de Egipto. ¿Será que el enigmático James Gaussman sufrió algún tipo de alucinación durante su vuelo sobre el Valle de Heizhu? Nunca lo sabremos.
Conclusión
Al llevar a cabo esta investigación, mi objetivo fue identificar el origen de las fuentes que proporcionaron esta información. Considero que he alcanzado la meta y he establecido un orden en medio de tanta confusión.
Más allá de esto, el misterio de las pirámides chinas sigue sin resolverse, debido al estricto control gubernamental sobre el tema. China es un país muy reservado en cuanto a revelaciones arqueológicas y revisiones de su historia. Una pregunta persiste en este informe.
¿Son túmulos funerarios o pirámides encubiertas, como muchos sugieren? Y de ser así, ¿quiénes fueron sus verdaderos constructores y con qué propósito? Este es el enigma.
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