La Isla de Andros es abrazada por mares cálidos cristalinos y poco profundos que están repletas de una gran cantidad de colorida vida marina. Entre toda esta impresionante biodiversidad y riqueza geográfica, la característica más misteriosa de la isla son sus numerosos y enigmáticos agujeros azules.
Estos agujeros azules son cuevas escarpadas, más o menos circulares bajo el agua o sumideros que también se conocen como “cuevas verticales”, y que puede llegar a tener profundidades de 100 metros a 400 metros. Muchos de estos agujeros azules se ramifican en conductos sumergidos intrincados y sistemas de cuevas submarinas extensas. Según los expertos únicamente se ha explorado menos del 1% de los sistemas de cuevas en los agujeros azules de las Bahamas.
Es por este motivo que han surgido deferentes leyendas a lo largo de la historia entorno a las misteriosas cuevas sumergidas. Los habitantes de la zona hablan de un enorme monstruo que habita en los agujeros azules de la isla; una criatura conocida como Lusca. El Lusca se dice que es un gigantesco animal que puede alcanzar un tamaño de más de 23 metros de longitud, y se parece a algo así como un cruce entre un pulpo y un tiburón, con una gran cantidad de tentáculos enormes y una boca llena de dientes como dagas.
Se dice que esta siniestra criatura se oculta en las cuevas del agujero azul durante el día y sale por la noche de su oscura guarida para cazar. Los testigos informan que el Lusca puede alcanzar velocidades sorprendentes, dejando tras de sí nada más que agua burbujeante. El monstruo arrastra a su presa desafortunada hasta las cuevas submarinas escarpadas para alimentarse, despareciendo para siempre los cuerpos de las víctimas. Los aldeanos culpan al Lusca de las misteriosas desapariciones de nadadores y de buzos expertos.
Encuentro un tanto aterrador ocurrió cuando un equipo de pescadores expertos intentaba atrapar a la criatura. En un principio, la tripulación de la embarcación llegó a la conclusión de que algo grande y pesado estaba atrapado en las trampas que habían colocado. Toda la tripulación estaba realmente sorprendida, pero las cosas empeoraron cuando intentaba subir una trampa. De repente “algo” comenzó a arrastrar el barco a una velocidad sorprendente. El sonar de a bordo reveló que se trataba de una criatura con forma de pirámide muy grande. Después de que el barco fuera arrastrado a cierta distancia, la línea de repente se aflojó. La tripulación comprobó rápidamente que la trampa metálica había sido destrozada.
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