
Hace 717 millones de años, comenzó en la Tierra una glaciación muchísimo más intensa y larga que cualquiera de las conocidas. Casi todo el planeta quedó cubierto de hielo, en un estado al que se le ha dado el elocuente nombre de “Tierra Bola de Nieve”. ¿Qué ocurrió para que se llegase a esta situación? Un estudio reciente parece haber dado con la explicación.
La investigación la ha llevado a cabo un equipo encabezado por Adriana Dutkiewicz, de la Universidad de Sídney en Australia.
Esta era glaciar colosal se extendió desde hace 717 millones de años hasta hace 660 millones. Se han propuesto varias causas para esta glaciación tan extrema, pero el aspecto más misterioso, tal como señala Dutkiewicz, es por qué duró 57 millones de años, un tiempo muy superior al de las demás eras glaciales.
El equipo empleó un modelo digital de la tectónica de placas de aquellos tiempos que muestra la evolución de los continentes y de las cuencas oceánicas durante un tiempo después de la ruptura del antiguo supercontinente Rodina. Dutkiewicz y sus colegas lo conectaron a un modelo informático que calcula el dióxido de carbono (CO2) de la desgasificación de los volcanes submarinos a lo largo de las dorsales centro-oceánicas (los lugares donde las placas se separan y nace nueva corteza oceánica.
Pronto se dieron cuenta de que el inicio de la superglaciación coincide precisamente con un mínimo histórico de emisiones volcánicas de CO2. Además, el flujo de CO2 se mantuvo relativamente bajo durante toda la glaciación.
En esta época, no había animales pluricelulares ni plantas terrestres. La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera fue dictada casi en su totalidad por la desgasificación de CO2 de los volcanes y por los procesos de meteorización de las rocas de silicato, que consumen CO2.
La geología dominó el clima en aquella época. Todo apunta a que la superglaciación se inició debido a una combinación de dos causas: una reorganización de las placas tectónicas redujo al mínimo la desgasificación volcánica y, al mismo tiempo, una zona volcánica continental en Canadá empezó a erosionarse, consumiendo CO2 atmosférico.
El resultado fue que el CO2 atmosférico descendió a un nivel en el que se inicia la glaciación, y que se estima que estuvo por debajo de las 200 partes por millón, menos de la mitad del nivel actual.
Recreación artística de nuestro planeta en la época en la que se hallaba en el estado de “Tierra Bola de Nieve”. (Imagen: NASA)
El trabajo del equipo plantea preguntas intrigantes sobre el futuro a largo plazo de la Tierra. Una teoría reciente proponía que, en los próximos 250 millones de años, la Tierra evolucionaría hacia Pangea Ultima, un supercontinente tan caliente que los mamíferos podrían extinguirse.
Sin embargo, la Tierra también se encuentra actualmente en una trayectoria de menores emisiones volcánicas de CO2, a medida que aumentan las colisiones continentales y se ralentizan las placas. Así pues, quizá tiempo después de la creación de Pangea Ultima, la Tierra vuelva a convertirse en una bola de nieve.
De todos modos, viendo el actual ritmo del calentamiento global inducido por el ser humano, cuesta creer que la Tierra vaya a sufrir una glaciación.
«Sea lo que sea lo que nos depare el futuro, es importante señalar que el cambio climático geológico, del tipo estudiado aquí, se produce con extrema lentitud», advierte Dutkiewicz. “Según la NASA, el cambio climático global inducido por el ser humano está ocurriendo a un ritmo 10 veces más rápido que cualquier cambio climático global natural conocido».
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