¿Conciencia después de la muerte? La ciencia sugiere que es muy posible
Una vez que nuestro corazón deja de latir, y que por nuestro cuerpo dejan de navegar impulsos eléctricos, hemos muerto. Por supuesto que tal cosa –la muerte– es un concepto del cual no podemos hacernos una idea cognitiva, puesto que no podemos sentirla ni ahora, ni tampoco después de muertos… A menos que sí.
¿Existe vida después de la muerte?
Un debate que comenzó en tiempos del filósofo griego Platón (siglo IV a. C.), quien en algunos de sus diálogos de su obra “Fedón” enumeró diversos argumentos que probaban la supuesta inmortalidad del alma.
Mucho se ha estudiado sobre cómo funciona la muerte en los organismos y cómo son las experiencias cercanas a la muerte. Se sabe que el cerebro produce grandes impulsos eléctricos antes de morir, y que entra en una fase de gran alerta que es una especie de conciencia maximizada a toda su potencia, lo que podría explicar la famosa “luz blanca”que algunos han visto en momentos cercanos a la muerte.
Intentando ayudar a dilucidar el interrogante, investigadores de la Universidad de Southampton examinaron durante cuatro años los casos de dos mil personas que experimentaron paros cardíacos mientras se encontraban internados en quince hospitales de Estados Unidos, Austria y Reino Unido. Luego de analizar detalladamente cada caso, en uno de los mayores estudios científicos jamás realizados sobre este tema, los mismos especialistas encontraron que 40% de las personas que “revivieron” después de unos instantes de haber estado clínicamente muertas, relataron que durante esos momentos estuvieron de algún modo vivos o conscientes.
¿Realmente existe el proceso final?
A juzgar por las experiencias que se viven en momentos antes de la muerte, y que científicos como Sam Parnia (director de cuidados intensivos y resucitación en la Escuela de Medicina del Centro Médico Langone de la universidad de Nueva York) han podido estudiar a fondo, es probable que no sea tan fácil pensar en la muerte sólo como un momento en el que todo se apaga.
Según este experto, que ha realizado estudios en animales para examinar los momentos antes y después de la muerte, muchos de sus pacientes –que lograron ser resucitados– han hablado de experiencias casi místicas y que rayan en lo psicodélico. El doctor Parnia, quien ha escrito los libros “¿Qué sucede cuando morimos”, “El efecto Lázaro” y “Resurrecciones”, se refirió, por citar un ejemplo, al caso de un hombre de 57 años que estuvo más de tres minutos clínicamente muerto y reportó haber sentido cómo abandonaba su cuerpo y luego observado desde un extremo de la habitación cómo su cuerpo era resucitado. Lo más impresionante de este relato es que describió con lujo de detalles el movimiento del personal, los diálogos entre las personas que estaban en la sala y los sonidos de las máquinas que ocurrieron ya estando muerto.
Esto, al parecer, lo posibilita el cerebro durante al menos 20 segundos después de morir. Ese es el tiempo que este órgano puede resistir sin oxígeno y es cuando, de acuerdo con Parnia, se pierden otros reflejos, como el de las pupilas. No obstante, y aunque las ondas cerebrales son ya indetectables, el cerebro sigue sin estar completamente apagado, incluso durante horas.
A juzgar por otros estudios realizados por este experto, parece que la muerte –o estar cercanos a ella, como quienes sufren ataques al corazón– podría revelarnos un mundo desconocido e iluminar tanto el cerebro como la conciencia. Esto no puede dejar de recordarnos la filosofía zen y sus prácticas, las cuales conducen al ser –que es supuestamente indivisible– a fundirse con algo más grande que él: lo que los monjes llaman el zazen.
Según dijo Parnia en una entrevista para Live Science: Lo que suele pasar en la gente que ha estado inmersa en estas profundas experiencias es que regresa positivamente transformada. Se vuelven más altruistas, más comprometidos con ayudar a otros. Encuentran un nuevo significado a la vida tras encontrarse con la muerte.
La muerte, asegura este experto, seguirá siendo un campo abierto de investigación para la ciencia, y se buscarán respuestas neurocientíficas a la pregunta de qué pasa en el cerebro cuando está en el proceso de la muerte. Por supuesto, no se dejará de lado el factor espiritual: la mente humana y la conciencia en el contexto de la muerte son dos cuestiones quizá indivisibles.
Sam Parnia
Conciencia separada de la muerte del cerebro
Desde las neurociencias o conjunto de disciplinas que estudian el sistema nervioso, son muchos los científicos que afirman que la conciencia humana no es más que el resultado de la actividad química y eléctrica del cerebro, y en situaciones cercanas a la muerte, debido a un trauma o a un mal funcionamiento generalizado, el cerebro empieza a fallar, liberando diversas hormonas y neurotransmisores que convierten al sistema nervioso en una suerte de pandemónium. Así, según estos mismos científicos, la actividad anormal del cerebro se interpretaría como un “viaje al Más Allá”, cuando en realidad se trataría sólo de alucinaciones o trampas de la mente. Sin embargo, el reciente y revelador estudio del doctor Parnia demostraría que la conciencia humana podría seguir existiendo incluso después de la muerte física.
El doctor argentino Arturo Famulari, especialista en neurología cognitiva y del comportamiento, explicó que “según mi criterio, son más exitosas las afirmaciones de aquellos investigadores que se animan a modificar el paradigma científico tradicional que las de quienes continúan con los envases metodológicos tradicionales. La explicación científica para todas y cada de una de las ECM o Experiencias cercanas a la muerte es prácticamente la misma: el estado pre-mortem conlleva a una franca disminución de la llegada de sangre al cerebro, ésta a una disminución de su metabolismo, que puede alterar aún más la expresión de los genes y la cantidad y calidad de electricidad y química que el cerebro necesita producir. Pero el estudio del doctor Parnia es muy interesante porque sostiene que es posible que pueda no ser correcta la idea histórica de que los procesos electroquímicos en el cerebro crean la conciencia, y que es posible que exista “algo” allí que aún no hemos descubierto, algo que la ciencia no conoce, y que tal vez la conciencia esté totalmente separada del funcionamiento del cerebro”.
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