Una de las grandes discusiones de laciencia médica gira entorno a si es posible o no el fenómeno de la Combustión Humana Espontánea.
Durante años, en distintas regiones del mundo se han reportado personas que sin razón aparente comenzaron a arder en llamas.
Algunas se carbonizaron por completo; otras lograron sobrevivir, gracias a la ayuda de otros. Para ningún caso hubo explicación.
Sin embargo, a pesar de las evidencias, la ciencia no termina de dar su último veredicto sobre este fenómeno, y se limita a afirmar que no cree que un cuerpo pueda quemarse desde su interior y estallar sin que un combustible externo ayude a ese proceso.
Uno de los casos más recientes de los que da cuenta la literatura sobre este tipo de fenómenos es el de la adolescente británica, de 17 años, llamada Jacqueline Fitzsimons.
Según refieren las fuentes bibliográficas, el 8 de enero de 1985, Jacqueline se encontraba con sus amigos a las afueras del Halton Tecnical College, donde estudiaba cocina.
De improviso manifestó sentirse algo indispuesta. Así mismo refirió tener una sensación “de fuego en la espalda”.
Poco minutos después más de ocho personas la vieron comenzar a arder, sin ninguna explicación.
Sus compañeros lograron apagar las llamas, que incluso habían invadido su cabello.
Jacqueline fue llevada de emergencia al hospital con el 18% de su cuerpo lleno de graves quemaduras.
No sobrevivió. Luego de 15 días de terapia intensiva, Jacqueline falleció producto de las llamas que al parecer tenían como origen su propio cuerpo.
La policía y los bomberos no pudieron encontrar una explicación lógica que diera luz sobre la razón por la cual había sucedido esto.
La conclusión final de los organismos legales fue que la joven había fallecido, debido a las consecuencias de un “desafortunado accidente”, que nadie supo aclarar
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