En este contexto, el estudio se centró específicamente en las denominadas “tecno-firmas”, es decir, piezas de evidencia que revelan la presencia de civilizaciones extraterrestres avanzadas.
Los investigadores sugirieron que si se encontraran firmas tecnológicas en el sistema solar, “valdría la pena considerar si su origen podría no ser interestelar”.
“Específicamente, dado que la Tierra es el hogar de las únicas especies conocidas capaces de comunicación interestelar y viajes planetarios (aunque ambas tecnologías permanecen en su desarrollo inicial), la Tierra sigue siendo el único planeta conocido lo suficientemente fecundo para promover la vida tecnológica, y por lo tanto, o un “Marte o Venus tempranos y habitables podrían incluso ser el origen de dicha tecnología”, afirmaron los autores.
Argumentaron que, en lo que se refiere al sistema de anillos, las señales tecnológicas pueden venir en forma de sondas, estructuras u “otros signos de tecnología en superficies planetarias” que flotan libremente y que pasan en órbita alrededor del Sol.
Hasta ahora, solo un potencial “artefacto” extraterrestre ha sido descubierto por científicos en medio de especulaciones de que su origen era más natural que artificial; los investigadores detectaron el aparente “artefacto” en 2017, cuando un cometa o asteroide llamado “Oumuamua” se movió a través del sistema solar a alta velocidad.