Se cree que en 2003, en una zona hasta entonces inexplorada de las montañas de Bucegi, un servicio ultrasecreto de inteligencia rumano hizo un descubrimiento fascinante que, según muchos autores e investigadores, podría cambiar la historia de la humanidad.
Supuestamente, en lo profundo de la Tierra, debajo de las colosales montañas Bucegi en Rumania, se encontraron rastros de una civilización extremadamente antigua.
Años más tarde, en 2009, se publicó un libro titulado Transylvanian Sunrise , que generó un gran revuelo en la comunidad de investigadores paranormales. Gran parte de Transylvanian Sun-rise trata de la represión del descubrimiento realizado y del esfuerzo por utilizar sus beneficios sólo para fines específicos mantenidos alejados de la sociedad.
El libro detalla un descubrimiento realizado bajo la llamada Esfinge rumana, en las montañas de Bucegi.
Las montañas Bucegi son parte de la Cordillera de los Cárpatos que se extiende por seis países europeos; sin embargo, la mayor parte de los Cárpatos se encuentran en Rumanía, precisamente donde se encuentran las montañas de Bucegi.
Sin que la mayoría lo sepa, hay una antigua esfinge ubicada en las montañas Bucegi de Rumania. En 2003, el Pentágono descubrió, mediante el uso de tecnología satelital, una anomalía debajo de esta antigua esfinge.
El libro –que según muchos suena a novela de ciencia ficción– habla de cómo un satélite del Pentágono utilizado para espionaje geodésico descubrió en 2002 una unidad independiente en una zona concreta de las montañas de Bucegi.
El espacio vacío del interior de la montaña no estaba identificado en correspondencia con el exterior; el espacio vacío comienza directamente desde el interior de la montaña, a cierta distancia de su ladera. El espacio vacío tenía la forma de un túnel bien hecho, y el recorrido del mismo estaba perfectamente planificado.
El escaneo satelital de la montaña reveló dos grandes bloques energéticos. Las presas estaban hechas de energía artificial: la primera era el plan, como un muro, un muro que bloqueaba el acceso al túnel.
El segundo era enorme, como una cúpula o un hemisferio, en el extremo opuesto del túnel, cerca del centro de la montaña.
Curiosamente, si miramos hacia atrás en la historia, encontraremos que las leyendas locales hablan de Zamolxis, el dios del antiguo pueblo rumano (los dacios), y de cómo construyó su hogar y santuario sagrado dentro de la montaña.
Es difícil juzgar un libro por su portada y unas pocas palabras introductorias. Sin embargo, muchas personas creen que el libro no es más que una historia de ficción, teniendo todos los elementos necesarios para ser catalogado como tal. Pero, ¿acaso no se clasifican todos los hallazgos sensacionales como engaños elaborados e historias de ficción?
Sólo tenemos que echar una mirada retrospectiva a Egipto y al descubrimiento alucinante realizado por un grupo de arqueólogos que descubrieron un antiguo laberinto subterráneo e incluso publicaron detalles sobre el descubrimiento en 2008 en la revista científica del NRIAG. Lamentablemente, este hallazgo quedó oculto a la sociedad a pesar de que es bien sabido que el laberinto es real.
¿Será que en las Montañas de Bucegi pasó lo mismo?
Los críticos argumentan que el descubrimiento –y el libro– son puras afirmaciones sin hechos. Además, toda la zona se encuentra en las proximidades de un centro turístico. La ciudad de Sinaia es una ciudad turística construida sobre el turismo de las montañas de Bucegi, y muchos afirman que el libro y el descubrimiento no son más que un esfuerzo por incrementar el turismo en la zona.
¿Qué opinan ustedes del descubrimiento? ¿Al leer el libro la historia tiene todos los elementos necesarios para ser catalogada como nada más que una pieza de ciencia ficción? Pero, ¿qué pasa si hay más de lo que jamás sabremos?
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