Basajaun es el protector del bosque y de la naturaleza en general. Especialmente cuida de los rebaños, por lo que, cuando se acerca la tormenta da enormes aullidos para que los pastores pongan a resguardo sus animales. También los protege de los lobos. Cuando las ovejas perciben que el genio está cerca hacen sonar sus cencerros, y así los pastores pueden estar tranquilos porque ese día, o esa noche, saben que el rebaño está protegido de los lobos.
A veces es representado como un ser terrorífico, de carácter maligno, dotado de fuerza colosal y agilidad extraordinaria. Otras veces, aparece en los relatos populares como primer agricultor, como primer herrero y como primer molinero. Es maestro en todos estos oficios, las leyendas cuentan que el hombre le robó el secreto de la fabricación de la sierra, del eje del molino y la técnica para soldar metales.
En la mitología aragonesa nos encontramos con un personaje parecido llamado Basajarau, Bonjarau o Bosnerau. La primera variante nos sugiere que puede venir de Basajaun. No sería de extrañar, ya que sobre el siglo I el euskera se extendía por el Pirineo, hasta adentrarse incluso en el Pirineo Catalán. En el 1349 las «Ordenanzas» por las que debían regirse las ferias de la ciudad de Huesca prohibían expresamente el uso de la lengua vasca en el transcurso de dichas ferias , por lo que su uso era habitual entre la población. Y Caro Baroja nos dice que según los datos facilitados por Angel Irigaray en algunas localidades aragonesas se ha tenido que hablar vascuence hace no mucho, acaso en el siglo XVI. Ante todos estos datos, lo que parece probado es que el euskera se habló en el pirineo aragonés desde tiempos ancestrales hasta finales de la Edad Media. Por todo ello, el encontrar en Aragón una variante de Basajaun nos da razones para certificar la antigüedad de este personaje mitológico.
Cuenta la leyenda que el Basajaun vive en lo más profundo de los bosques, en el interior de oscuras cuevas y lejos de la mirada de los curiosos, y cumple un papel de protector de la naturaleza y los rebaños, a quienes pone sobre aviso ante la llegada de tormentas o depredadores. Se dice que cuando todos los cencerros de un rebaño suenan a la vez es porque el Basajaun se encuentra cerca, y pueden descansar y pacer con tranquilidad.
Gran conocedor de los secretos de la agricultura y la fabricación y uso de herramientas, siendo conocido como el primer agricultor, herrero y molinero. Maestro de innumerables oficios, sus conocimientos fueron robados por el hombre en tiempos pretéritos, razón por la cual rehuye todo contacto con nosotros, aunque normalmente no se muestra hostil ni agresivo.
Se cuenta que hace mucho tiempo, un hombre llamado Martinico tratando de sonsacar al Basajaun el secreto de la fabricación de las sierras, y le envió a un criado para anunciarle que había logrado fabricar una, cosa que era mentira. Cuando el Basajaun oyó esto preguntó al criado si su señor conocía la forma de las hojas de los castaños, a lo que éste contestó que no, pero que pronto lo haría. Inquieto por las dudas, el Basajaun fue por la noche al taller de Martinico y encontró una sierra creada a partir de la forma dentada de las hojas del castaño, y comenzó a doblar todos los dientes para que no cortase.
Sin quererlo, el Basajaun había mejorado la sierra de Martinico por accidente, dando lugar a la creación de la sierra de dientes triscados.
UNA LEYENDA DEL BASAJUAN:
Gorbea. La leyenda del Basajaun
Cuenta una antigua leyenda euskaldún, que una de las primeras poblaciones vascas se estableció en las laderas del monte Gorbea. Aquellos eran tiempos difíciles para los humanos, porque todavía no se conocía la agricultura ni se disponía de animales domésticos. Sin embargo, en lo alto del monte vivían los Basajaun, unos seres corpulentos y peludos, —similares a los Trolls de la mitología escandinava —, que estaban dotados de poderes mágicos. Los Basajaun eran expertos ganaderos y dominaban la agricultura. Lamentablemente, se negaban a compartir sus conocimientos; semillas; y aperos con los humanos. Así que mientras en su mesa no faltaba el pan de trigo y el queso de oveja, los humanos pasaban hambre y necesidad.
Cansado de aquella injusticia, un joven llamado Otxando subió a la cima del Gorbea. Aquel día los Basajaun se encontraban cosechando trigo en un campo en el que las gavillas se apilaban en el suelo. Otxando no se lo pensó dos veces: ¡Yo soy capaz de saltar sobre más gavillas que vosotros! ¡¡Os desafío!!. Sorprendidos los Basajaun, no salían de su asombro: ¿Un sencillo humano se atreve a retarnos?. La competición no tardó en comenzar. Mientras los Basajaun, —ayudados por sus poderes—, saltaban sin dificultad largas hileras de gavillas, Otxando caía sobre las mieses pisoteándolas y revolcándose en ellas, entre las risas y burlas de los Basajaun. Hay quien dice que aquel día sus carcajadas podían oírse desde los hayedos de Altube.
Cabizbajo y humillado Otxando regresó a la aldea. Ya en su caserío, se quitó las albarcas, las sacudió y en el suelo cayeron unas semillas de trigo que sembró aquel mismo invierno… En fin, el pan que comemos a diario se lo debemos a un intrépido joven que, una tarde de verano, desafió a los Basajaun que habitan en el monte Gorbea.
De esta peculiar leyenda deberíamos sacar una importante moraleja: a veces, los más pequeños pueden retar a los que son mayores que ellos y salir victoriosos. Pero para eso hace falta ser ingenioso, elegante y práctico; cualidades todas ellas de las que va sobrada la pulidora Gorbea. Una máquina de reducidas dimensiones, que no se anda a la zaga cuando se mide con productos de mayor precio y dimensiones