El azúcar es un producto apto para el consumo humano, pero su combustión libera una serie de sustancias cancerígenas. Aun así, es uno de los aditivos más comunes de los cigarrillos: las tabacaleras lo añaden para potenciar la capacidad adictiva, tal como prueban una serie de experimentos con ratas que Philip Morris realizó en los ‘80 e intentó ocultar.
Los azúcares, como la glucosa, la sacarosa y la fructosa, pueden representar hasta un 20% de la hoja de tabaco. Pero los fabricantes de cigarrillos, a su vez, los agregan a sus productos en grandes cantidades, al punto de que son los principales aditivos de algunas marcas, como Marlboro.

Esas investigaciones estuvieron lideradas por el experto Victor DeNoble, quien trabajó entre 1980 y 1984 en Philip Morris, y estuvo a cargo del Laboratorio de Farmacología Conductual de la tabacalera, cuya misión principal era buscar un sustituto de la nicotina que no provoque ataques al corazón. Pero en el medio demostró algo que la industria tabacalera había negado y rechazó hasta 1998: que la nicotina es adictiva.
Sus hallazgos iban a ser publicados en la revista Journal of Psychopharmacology en septiembre de 1983, pero los abogados de Philip Morris lo obligaron a retirarlo. “¿Por qué debo arriesgar una industria de miles millones de dólares por unas ratas que aprietan una palanca para conseguir su nicotina?”, le contestó un ejecutivo a DeNoble
De todas formas, siguió trabajando en Philip Morris. Pero en abril del año siguiente cerraron el laboratorio y asesinaron a las ratas, y en diciembre lo despidieron y lo obligaron a firmar un acuerdo de confidencialidad.
Sin embargo, una década más tarde Victor DeNoble se presentó ante el Congreso de los Estados Unidos para refutar a los CEO de las siete tabacaleras más grandes del país norteamericano, que habían afirmado bajo juramento que fumar tabaco no es adictivo ni provoca enfermedades que matan y causan discapacidad. Su testimonio fue clave en la historia de la lucha contra el tabaquismo.

Desde ese entonces, DeNoble es un ferviente activista. Entre otras cosas, da charlas en escuelas, en las que explica que “no existe un cigarrillo seguro”, más allá de sus hallazgos.Además, es el protagonista del documental Adiction Incorporated, lanzado en 2011.
Hay más sobre el azúcar y la capacidad adictiva. En 1974 la tabacalera Brown & Williamson (Lucky Strike, Kool, Pall Mall) había hallado en otro experimento con cigarrillos Viceroy que la combinación del azúcar con otros dos aditivos, sorbitol y DAP (fosfato diamónico), incrementa el nivel de nicotina y alquitrán, y el número de caladas, tal como lo demuestra un documento interno de la tabacalera.
El resultado no es sólo más nicotina en el cerebro de fumador, sino más probabilidades de generar un cáncer. Una investigación publicada en 2007 en la revista Food and Chemical Toxicology halló que “muchos compuestos tóxicos del humo, incluyendo cancerígenos, se generan a partir de azúcares”. En particular, concluyó que “aumentan el nivel de formaldehído, acetaldehído, acetona, acroleína, y 2-furfural”.
En esa línea, según un estudio divulgado en 2001,el acetaldehído es mutagénico y tóxico para el embrión, y puede provocar tumores en el tracto respiratorio. Aun así, las tabacaleras prefirieron silenciar a DeNoble, y ponerle azúcar a sus cigarrillos.
Pero multiplicar la capacidad adictiva del tabaco no es su única función. La propia industria admite en el documento de 1999 que el azúcar se añade para “evitar una excesiva dureza en el sabor y para neutralizar compuestos molestos en el humo del cigarrillo”. En otras palabras, el objetivo es que el humo sea más fácil de inhalar.
A partir de esa premisa, decenas de investigadores han concluido que al agregar azúcar, las tabacaleras fomentan la iniciación, sobre todo entre los más jóvenes. Hay una estrategia probada de la industria de saborizar sus cigarrillos y hacer que las caladas no raspen la garganta para alcanzar a los niños y adolescentes, y conseguir lo que un ejecutivo de RJ Reynolds bautizó en un reporte secreto de 1984 como “fumadores de reemplazo”.
Algunos componentes de la fase de partículas del humo del cigarrillo
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Componente
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Concentración media por pitillo
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Alquitrán
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1-40 mg
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Nicotina
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1-2.5 mg
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Fenol
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20-150 mg
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Catecol
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130-280 mg
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Pireno
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50-200 mg
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Benzo (a) pireno
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20-40 mg
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2.4 Dimetilfenol
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49 mg
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m- y p-Cresol
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20 mg
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p-Etilfenol
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18 mg
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Sigmasterol
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53 mg
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Fitosteroles (toal)
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130 mg
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Fuente: Surgeon General, 1979.
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Algunos componentes de la fase gaseosa del humo del cigarrillo
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Componente
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Concentración media por cigarrillo
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Dióxido de carbono
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20-60 mg
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Monóxido de carbono
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10-20 mg
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Metano
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1.3 mg
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Acetaldehido
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770 mg
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Isopreno
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582 mg
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Acetona
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100-600 mg
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Cianidina de hidrógeno
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240-430 mg
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2-Butanona
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80-250 mg
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Tolueno
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108 mg
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Acetonitrilo
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120 mg
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Acroleína
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84 mg
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Amoniaco
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80 mg
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Benceno
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67 mg
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Nitrobenceno
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25 mg
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Fuente: Surgeon General, 1979
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Componentes carcinógenos aislados en la fase de partículas del humo del tabaco
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Componentes
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Por cigarrillo
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– Iniciadores
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Benzo (a) pireno
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0.01-0.05
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Otros HAP
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0.3-0.4
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Dibenzo (a,j) acridina
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0.003-0.01
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Otros Aza Arenes
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0.01-0.02
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Uretano
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0.035
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– Carcinógenos
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Pireno
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0.05-0.2
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Otro HAP
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0.5-0.1
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1- Metilindoles
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0.8
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9- Metilcarbazoles
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0.14
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4.4- Diclorostilbeno
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0.5-1.5
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Catecol
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200-500
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Alkilcatecoles
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10-30
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– Carcinógenos específicos de órgano
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N’- Nitrosonornicotina
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0.14-3.70
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4- (N-Metil-N-nitrosamina)
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1- (3- piridil)-1- butaceno
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0.11-0.42
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N’-Nitrosoanatabina
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+3
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Polonio-210
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0.03-0.07-pCi
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Componentes del níquel
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0-5.8
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Componentes del cadmio
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0.01-0.07
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B-Naftilamina
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0.001-0.002
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4-Aminobifeni
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0.001-0.002
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0-Toluidina
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0.16
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Fuente: Surgeon General, 1979.
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Componentes tóxicos más importantes en la fase gaseosa
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Componente
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Concentración media por cigarrillo
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Dimetilnitrosamina
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1-200 mg
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Etilmetilnitrosamina
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0.1-10 mg
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Dietilnitrosamina
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0-10 mg
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Nitrosopirrolidina
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2-42 mg
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Otras nitrosaminas (4 componentes)
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0-20 mg
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Hidracina
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24-43 mg
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Vinil cloridato
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1-16 mg
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Uretano
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10-35 mg
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Formaldehido
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18-1400 mg
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Ácido cianhídrico
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30-200 mg
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Acroleína
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25-140 mg
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Acetaldehido
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18-1400 mg
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Óxidos de nitrógeno (NO)
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10-600 mg
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Amoniaco
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10-150 mg
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Piridina
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9-93 mg
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Monóxido de carbono
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2-20 mg
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Acrilonitrilo
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3.2-15 mg
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2-Nitropropano
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0.73-1.21 mg
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Fuente: Surgeon General, 1979
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