Barcos de la Armada acechados por días por los ovnis

Prácticamente la totalidad del consumo actual se realiza mediante la inhalación de la combustión de los productos del tabaco. En el extremo del cigarrillo que se está quemando se alcanzan temperaturas próximas a los 1000 ºC, lo que transforma numerosos componentes originales de la planta y genera complejas reacciones químicas que dificultan la identificación completa de todas las sustancias que existen o se generan en el proceso de fumar.
Hasta ahora se han reconocido cerca de 5.000 elementos químicos tanto en la fase gaseosa como en la sólida o de partículas del humo del tabaco. Es bastante diferente la composición de la corriente principal que aspira el fumador y la secundaria que se escapa del cigarrillo al ambiente. Muchas sustancias nocivas presentes en el humo están más concentradas en esta corriente secundaria (monóxido y dióxido de carbono, amoniaco, benceno, benzopireno, anilina, acroleína y otros muchos), lo que incrementa la toxicidad de la atmósfera que genera.
La mayoría de los efectos perniciosos del humo de tabaco, aparte de producir cáncer, se deben a la presencia de monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, amoniaco, ácido cianhídrico y acroleína, entre otras sustancias.

El azúcar es un producto apto para el consumo humano, pero su combustión libera una serie de sustancias cancerígenas. Aun así, es uno de los aditivos más comunes de los cigarrillos: las tabacaleras lo añaden para potenciar la capacidad adictiva, tal como prueban una serie de experimentos con ratas que Philip Morris realizó en los ‘80 e intentó ocultar. 



Los azúcares, como la glucosa, la sacarosa y la fructosa, pueden representar hasta un 20% de la hoja de tabaco. Pero los fabricantes de cigarrillos, a su vez, los agregan a sus productos en grandes cantidades, al punto de que son los principales aditivos de algunas marcas, como Marlboro.

Las tabacaleras alegan que la función del azúcar es saborizar y que su consumo está permitido. Lo que omiten es que su combustión genera acetaldehído –también conocido como etanal–, una sustancia cancerígena que pasa a la sangre en una porción pequeña, pero suficiente para lograr que el cerebro sea más receptivo a la nicotina.
Sin embargo, una serie de documentos confidenciales de Philip Morris (Marlboro L&M, Parliament) prueban que la empresa realizó en 1983 numerosos experimentos con ratas que demostraron que la nicotina y el acetaldehído interactúan en el sistema nervioso central de manera sinérgica, maximizando varias veces la capacidad adictiva del tabaco. 

Componentes del humo del tabaco



Esas investigaciones estuvieron lideradas por el experto Victor DeNoble, quien trabajó entre 1980 y 1984 en Philip Morris, y estuvo a cargo del Laboratorio de Farmacología Conductual de la tabacalera, cuya misión principal era buscar un sustituto de la nicotina que no provoque ataques al corazón. Pero en el medio demostró algo que la industria tabacalera había negado y rechazó hasta 1998: que la nicotina es adictiva. 

Sus hallazgos iban a ser publicados en la revista Journal of Psychopharmacology en septiembre de 1983, pero los abogados de Philip Morris lo obligaron a retirarlo. “¿Por qué debo arriesgar una industria de miles millones de dólares por unas ratas que aprietan una palanca para conseguir su nicotina?”, le contestó un ejecutivo a DeNoble 

cuando exigió explicaciones. 

De todas formas, siguió trabajando en Philip Morris. Pero en abril del año siguiente cerraron el laboratorio y asesinaron a las ratas, y en diciembre lo despidieron y lo obligaron a firmar un acuerdo de confidencialidad.

Sin embargo, una década más tarde Victor DeNoble se presentó ante el Congreso de los Estados Unidos para refutar a los CEO de las siete tabacaleras más grandes del país norteamericano, que habían afirmado bajo juramento que fumar tabaco no es adictivo ni provoca enfermedades que matan y causan discapacidad. Su testimonio fue clave en la historia de la lucha contra el tabaquismo. 

Componentes del humo del tabaco



Desde ese entonces, DeNoble es un ferviente activista. Entre otras cosas, da charlas en escuelas, en las que explica que “no existe un cigarrillo seguro”, más allá de sus hallazgos.Además, es el protagonista del documental Adiction Incorporated, lanzado en 2011. 

Hay más sobre el azúcar y la capacidad adictiva. En 1974 la tabacalera Brown & Williamson (Lucky Strike, Kool, Pall Mall) había hallado en otro experimento con cigarrillos Viceroy que la combinación del azúcar con otros dos aditivos, sorbitol y DAP (fosfato diamónico), incrementa el nivel de nicotina y alquitrán, y el número de caladas, tal como lo demuestra un documento interno de la tabacalera. 

El resultado no es sólo más nicotina en el cerebro de fumador, sino más probabilidades de generar un cáncer. Una investigación publicada en 2007 en la revista Food and Chemical Toxicology halló que “muchos compuestos tóxicos del humo, incluyendo cancerígenos, se generan a partir de azúcares”. En particular, concluyó que “aumentan el nivel de formaldehído, acetaldehído, acetona, acroleína, y 2-furfural”.

En esa línea, según un estudio divulgado en 2001,el acetaldehído es mutagénico y tóxico para el embrión, y puede provocar tumores en el tracto respiratorio. Aun así, las tabacaleras prefirieron silenciar a DeNoble, y ponerle azúcar a sus cigarrillos. 

Pero multiplicar la capacidad adictiva del tabaco no es su única función. La propia industria admite en el documento de 1999 que el azúcar se añade para “evitar una excesiva dureza en el sabor y para neutralizar compuestos molestos en el humo del cigarrillo”. En otras palabras, el objetivo es que el humo sea más fácil de inhalar.

A partir de esa premisa, decenas de investigadores han concluido que al agregar azúcar, las tabacaleras fomentan la iniciación, sobre todo entre los más jóvenes. Hay una estrategia probada de la industria de saborizar sus cigarrillos y hacer que las caladas no raspen la garganta para alcanzar a los niños y adolescentes, y conseguir lo que un ejecutivo de RJ Reynolds bautizó en un reporte secreto de 1984 como “fumadores de reemplazo”. 

TABLA 3
Algunos componentes de la fase de partículas del humo del cigarrillo
Componente
Concentración media por pitillo
Alquitrán
1-40 mg
Nicotina
1-2.5 mg
Fenol
20-150 mg
Catecol
130-280 mg
Pireno
50-200 mg
Benzo (a) pireno
20-40 mg
2.4 Dimetilfenol
49 mg
m- y p-Cresol
20 mg
p-Etilfenol
18 mg
Sigmasterol
53 mg
Fitosteroles (toal)
130 mg
Fuente: Surgeon General, 1979.
TABLA 4
Algunos componentes de la fase gaseosa del humo del cigarrillo
Componente
Concentración media por cigarrillo
Dióxido de carbono
20-60 mg
Monóxido de carbono
10-20 mg
Metano
1.3 mg
Acetaldehido
770 mg
Isopreno
582 mg
Acetona
100-600 mg
Cianidina de hidrógeno
240-430 mg
2-Butanona
80-250 mg
Tolueno
108 mg
Acetonitrilo
120 mg
Acroleína
84 mg
Amoniaco
80 mg
Benceno
67 mg
Nitrobenceno
25 mg
Fuente: Surgeon General, 1979
El monóxido de carbono (CO) constituye del 3 al 6% del humo inhalado. Es un gas que, debido a su afinidad con la hemoglobina de la sangre —que transporta el oxígeno a todas las células de nuestro organismo—, desplaza al oxígeno esencial en la respiración y disminuye así la oxigenación celular.
Este hecho puede tener efectos muy relevantes sobre todo para el sistema nervioso, el vascular y el corazón. Los otros tóxicos citados son parcialmente responsables de la constricción bronquial, estimulación de la secreción bronquial, tos, disminución de la capacidad que tienen los pulmones de filtrar y limpiar el aire inhalado y otras alteraciones del aparato respiratorio.
La mayor parte de las sustancias presentes en el humo del tabaco causantes del cáncer se encuentran en la fase de partículas. Por ejemplo, el alquitrán es una mezcla de cientos de elementos químicos, en muchos de los cuales se ha demostrado su capacidad para producir tumores malignos. Se ha comprobado que al menos 20 sustancias químicas componentes del humo del tabaco generan cáncer, si bien faltan muchas por investigar.
La nicotina es la sustancia responsable de la mayor parte de los efectos inmediatos del tabaco sobre el organismo y la que le confiere el carácter de potente droga generadora de dependencia. Sus acciones son muy complejas y variables según las personas. Entre otros efectos, actúa sobre el sistema nervioso central y estimula el centro respiratorio, vasomotor y del vómito; aumenta la frecuencia de los latidos del corazón; incrementa la presión arterial y produce una vasoconstricción de los vasos sanguíneos. Al hacer trabajar más al corazón, acentúa sus necesidades de oxígeno, lo que puede tener repercusiones importantes para el sistema cardiovascular. La nicotina también facilita la adhesión de las plaquetas de la sangre en los vasos sanguíneos, lo que favorece su obstrucción.
TABLA 5
Componentes carcinógenos aislados en la fase de partículas del humo del tabaco
Componentes
Por cigarrillo
– Iniciadores
Benzo (a) pireno
0.01-0.05
Otros HAP
0.3-0.4
Dibenzo (a,j) acridina
0.003-0.01
Otros Aza Arenes
0.01-0.02
Uretano
0.035
– Carcinógenos
Pireno
0.05-0.2
Otro HAP
0.5-0.1
1- Metilindoles
0.8
9- Metilcarbazoles
0.14
4.4- Diclorostilbeno
0.5-1.5
Catecol
200-500
Alkilcatecoles
10-30
– Carcinógenos específicos de órgano
N’- Nitrosonornicotina
0.14-3.70
4- (N-Metil-N-nitrosamina)
1- (3- piridil)-1- butaceno
0.11-0.42
N’-Nitrosoanatabina
+3
Polonio-210
0.03-0.07-pCi
Componentes del níquel
0-5.8
Componentes del cadmio
0.01-0.07
B-Naftilamina
0.001-0.002
4-Aminobifeni     
0.001-0.002
0-Toluidina                        
0.16
Fuente: Surgeon General, 1979.
TABLA 6

Componentes tóxicos más importantes en la fase gaseosa
Componente
Concentración media por cigarrillo
Dimetilnitrosamina
1-200 mg
Etilmetilnitrosamina
0.1-10 mg
Dietilnitrosamina
0-10 mg
Nitrosopirrolidina
2-42 mg
Otras nitrosaminas (4 componentes)
0-20 mg
Hidracina
24-43 mg
Vinil cloridato
1-16 mg
Uretano
10-35 mg
Formaldehido
18-1400 mg
Ácido cianhídrico
30-200 mg
Acroleína
25-140 mg
Acetaldehido
18-1400 mg
Óxidos de nitrógeno (NO)
10-600 mg
Amoniaco
10-150 mg
Piridina
9-93 mg
Monóxido de carbono
2-20 mg
Acrilonitrilo
3.2-15 mg
2-Nitropropano
0.73-1.21 mg
Fuente: Surgeon General, 1979

Por jaime