15 motores espaciales inverosimiles que algún día nos llevarán más allá del Sistema Solar
Cuando pensamos en una nave espacial, e veces imaginamos un vehículo con una serie de toberas en la parte trasera como las de un avión a reacción. La realidad, en cambio, es un poco distinto y es muy probable que el día que por fin viajemos hacia diferentes estrellas lo hagamos con otra tecnología.
Los motores de cohete impulsados por combustible líquido son una tecnología que está cerca de cumplir los 100 años (El primer lanzamiento de un objeto así se lo debemos al físico estadounidense Robert Goddard en 1926). en cambio, incluso hoy siguen siendo el principal método para llegar incluso el cosmos y uno de los más rápidos para desplazarnos por él en distancias cortas.
El inconveniente de los cohetes impulsados por combustible químico es que la nave tiene que transportar ese combustible, y eso añade peso. Al final, el delicado equilibrio entre impulso y masa hace que sea necesaria una alternativa más eficiente si queremos ser capaces no solo de salir del Sistema Solar, sino de explorar este con unos tiempos de viaje que no se dilaten durante años.
Necesitamos algo más que cohetes si queremos ser capaces de salir del Sistema Solar, o de explorar nuestros mundos vecinos con unos tiempos de viaje que no se dilaten durante años.
En los últimos 100 años los investigadores no han estado cruzados de brazos. Distintos físicos, químicos e ingenieros a lo largo y ancho del globo han tratado de desarrollar una alternativa a los propulsores tradicionales. Algunas de esas alternativas ya operan con la bastante efectividad como para propulsar naves autenticos en el cosmos. Diferentes llevan camino de hacerse realidad pero incluso les queda algún inconveniente por solventar. Las más atrevidas, por último, incluso se debaten en el plano teórico.
Concepto artístico de un cohete propulsado por fusión nuclearIllustration: Pancotti (CC BY-SA 3.0)
Todas ellas, en cambio, son absolutamente fascinantes. A continuación os ofrecemos un repaso a los principales equipos de propulsión que la sociedad ha sido capaz de idear. Abarcarlos absolutamente todos excede el propósito de este post, que es tener una visión general, así que os invitamos a hablar de diferentes equipos de propulsión en los comentarios si creéis que son importantes y los hemos omitido.
PRIMERA PARTE: PROPULSORES REALES
Todos los motores de este apartado se han erigido, probado y han comprobado que funcionan en el cosmos. Todos ellos, en cambio tienen distintos limitaciones técnicas que los hacen inviables para propulsar una nave interestelar, al menos por actualmente. Varios generan muy poco impulso. Diferentes sí que lo hacen, pero consumen muy combustible.
Propulsores químicos (motores cohete)
Los motores cohete son aquellos que generan empuje a partir de la liberación de gases producidos en una cámara de combustión. Suena rústico, pero tienen el mérito de haber impulsado los instantes más épicos de la carrera espacial en los últimos años, desde las misiones Apolo a los cohetes reutilizables de Elon Musk.
Primer test del motor de combustión Raptor que propulsará la nave de SpaceX con destino a Marte.Photo: SpaceX (Dominio Público)
Para generar ese empuje, los propulsores químicos suelen confiar en una mezcla de distintos sustancias. Los cócteles más habituales emplean oxígeno e hidrógeno, oxígeno y queroseno, o tetróxido de dinitrógeno e hidrazina. Todos ellos tienen la ventaja de generar empujes y velocidades de escape muy elevadas. No en vano son el singular medio conocido de alcanzar la velocidad necesaria para huir a la gravedad terrestre y llegar al cosmos. igualmente tienen la ventaja de que funcionan en vacío y no contaminan. Lo que sale de su escape es, en su mayor parte, vapor de agua sobrecalentado.
El inconveniente de los propulsores químicos es que precisan grandes cantidades de combustible. Las agencias espaciales parchean este inconveniente por medio tanques presurizados. En los últimos años además están estudiando equipos para generar combustible disociando componentes que podemos localizar por el camino. En Marte, por ejemplo, sería posible generar oxígeno e hidrógeno a partir del agua para repostar la nave en su viaje de vuelta. Como solución para Marte está bién, pero es muy poco efectiva en viajes más largos.
Propulsores de iones
Los motores de iones se están convirtiendo en una buena alternativa para las misiones protagonizadas por sondas espaciales de tamaño medio por su ventaja carga-masa frente a los combustibles químicos tradicionales.
El comienzo por el que funcionan los propulsores de iones se lo debemos al físico Hermann Oberth en 1929, pero los primeros prototipos no llegaron incluso los años 60. desde aquel momento, las agencias espaciales han refinado gran cantidad este sistema de propulsión y han dotado con él a sondas como la Deep Space 1, la Hayabusa o la Dawn. El propulsor de iones más moderno de su categoría en el presente es el X3 de la NASA.
El propulsor de iones X3 de la NASA.Photo: NASA
El X3 es un propulsor de iones de efecto Hall. Lo que hace es usar electricidad para crear campos magnéticos con los que ionizar pequeñas proporciones de gases como el Xenon. Los iones que salen despedidos de ese proceso son lo que genera el impulso. Se trata de un propulsor que necesita cantidades de combustible demasiado más pequeñas, pero además es demasiado menos potente que los motores cohete con cámara de combustión. En diferentes palabras, su ventaja es la eficiencia energética, pero se quedan muy cortos en aceleración. A menos que encontremos una forma de hacerlo mas grande y potente no nos servirá para viajes interestelares.
Motores de plasma (Motor VASIMIR)
El motor VASIMR nació de la imaginación del antiguo cosmonauta de la NASA Franklin Chang Diaz en 1979. Su diseño ha pasado por el MIT y por la NASA, pero hoy en dia el peso de su desarrollo lo lleva la empresa privada Ad Astra en cooperacion con varias agencias espaciales y centros de investigación.
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¿En qué consiste el motor VASIMIR? Sus siglas corresponden a motor de magnetoplasma de impulso determinado variable. Resumido en pocas palabras, es una versión en esteroides de los motores de iones. En lugar de expulsar iones para generar impulso, el motor VASIMIR emplea sustancias reactivas para generar plasma. Eso genera muchísimo más impulso, tanto como para alcanzar Marte en solo 39 días.
El plan no está exento de contratiempos. El propulsor de plasma no es bastante para suministrar la velocidad de escape necesaria para abandonar la órbita terrestre y solo funciona en vacío. En diferentes palabras, es un motor puramente espacial. asimismo, la cantidad de electricidad necesaria para ponerlo en marcha es tan alta que básicamente necesita de su propio reactor nuclear.
El plan de Ad Astra se ha enfrentado a continuos contratiempos y retrasos, En 2017 la NASA iba a probar un prototipo del propulsor a bordo de la ISS, pero al final lo canceló. En el presente la compañía sigue trabajando en una versión válida del propulsor apodada VX-200SS.
Velas solares
Las velas solares se cuelan por los pelos en la lista de propulsores autenticos que han visitado el cosmos, y todo debido a la misión IKAROS. En 2010, la agencia espacial japonesa probó por primera vez en el cosmos un concepto intrigante de rostro a los viajes espaciales: velas solares.
Imagen conceptual de la sonda IKAROS acercándose a VenusIllustration: Andrzej Mirecki (CC BY-SA 3.0)
En mayo de ese año, la sonda espacial IKAROS desplegó sus velas solares de 20 metros de lado y se encaminó hacia Venus. Llegó en octubre de ese mismo año, demostrando la viabilidad de un sistema híbrido de velas solares y motores icónicos.
El comienzo por el que funcionan las velas solares es que, aunque las partículas de radiación solar no tienen masa, si que tienen instante, y esa magnitud ejerce la bastante presión como para interactuar con la materia y generar un impulso leve, pero acumulable en el vacío del cosmos.
En junio de 2015, la Interplanetary Society hizo realidad un concepto propuesto por Carl Sagan y lanzó al cosmos la Lightsail, un pequeño prototipo impulsado por unas velas solares de 32 metros. Incluso la NASA investiga este sistema de propulsión con planes como HERTS, una nave de 500 kilos dotada de una estructura desplegable de cables de 20 kilómetros que la impulsan aprovechando el viento solar. De instante, es solo un concepto.
SEGUNDA PARTE: PROPULSORES EN DESARROLLO
Varios de los propulsores de esta categoría han llegado a construirse de alguna forma, pero jamás han llegado al cosmos. Se trata de prototipos en distintos etapas de desarrollo cuya validez incluso está siendo debatida.
Velas láser
El inconveniente de las velas solares es que la radiación de los astros se hace muy tenue a medida que nos alejamos de ellas. conociendo que la luz proporciona instante, y que este instante genera un impulso si la vela es lo gran cantidad grande, el jefe del departamento de investigaciones de propulsión avanzada de la NASA, Robert Frisbee propuso una interesante idea en el año 2000: velas láser.
Una nave equipada con velas láser podría alcanzar Alpha Centaury en solo 12 años. El inconveniente es el tamaño de las velas y el material con el que tendríamos que confeccionarlas.
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la idea de Frisbee era usar velas solares bombardeadas por medio láser para mantener la aceleración constante. Lo bueno de este sistema es que el singular límite a la velocidad es el de la luz. Según sus cálculos, una nave equipada con estas velas podría alcanzar el 50% de la velocidad luz en menos de 10 años. El viaje incluso nuestro sistema vecino Alpha Centaury duraría solo unos 12 años.
¿El inconveniente? En verdad hay varios. El primero es que las velas de la nave deberían medir 320km de circunferencia. El segundo es que para que el propulsor sea efectivo, los láser con los que bombardeemos la vela deberían tener una potencia combinada de 17.000 teravatios. Eso equivale a todo el consumo eléctrico mundial en un solo día.
Al final está el tema de la fricción. Aunque el medio interestelar tiene poca materia, tiene la bastante como para que un objeto viajando a velocidades tan levadas sufra una fricción significativa. Las velas deberían estar hechas de un material increíblemente resistente o se fundirán anteriormente de que termine el viaje.
Motores cohete termonucleares
Los motores cohete tradicionales confían en la combustión generada por reacciones químicas, pero la potencia de esa reacción tiene sus límites. ¿Y si cambiamos el propelente químico por otra cosa que genere demasiado calor como, digamos, un reactor nuclear? Esa idea empezó a desarrollarse en 1970 de la mano del plan NERVA (Nuclear Engine for Rocket Vehicle Application) de la NASA.
Montaje de uno de los primeros prototipos de cohete nuclear en los laboratorios de la NASA en Jackass Flats, Nevada. 1967.Photo: AEC-NASA (Dominio Público)
NERVA y sus planes relacionados llegaron a construir cohetes nucleares funcionales, pero jamás llegaron al cosmos. La tecnología era costosa y había gran cantidad presiones mediomabientales. La negativa de Nixon de seguir adelante con el plan de llegar a Marte acabó por enterrar definitivamente el plan.
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Aunque los cohetes nucleares jamás llegaron a despegar, lo cierto es que tenían sus ventajas. El modelo más potente desarrollado en Estados Unidos podía alcanzar Marte en solo 90 días. Hace poco, la agencia espacial rusa Roscosmos asegura estar ultimando un propulsor nuclear capaz de llegar al mundo rojo en 45 días. De instante no ha presentado más que ideas
Propulsor de fusión nuclear magnético inercial
En el plan NERVA, el reactor nuclear solo es un medio de generar calor para quemar combustible tradicional. En diferentes palabras, el proceso es mitad nuclear y mitad químico. Hace poco, investigadores de la NASA y la Universidad de Washington diseñaron un propulsor nuclear de impulso directo.
El plan es similar a la de los motores de iones, pero utilizando burbujas de plasma compuestas de deuterio, tritio, e isótopos pesados de hidrógeno. Estas burbujas son inyectadas en una cámara donde un potente campo magnético colapsa varios anillos de metal que hacen que la burbuja llegue a su punto de fusión. La energía generada en ese proceso es forzada a huir por una tobera que es la que impulsa el motor y la nave que vaya sujeta a él. La nave necesitaría además una fuente de energía adicional para comenzar la reacción, pero bastaría con paneles solares. De instante no es más que un concepto, pero quizá es el propulsor nuclear más eficiente y realista de los planteados incluso actualmente.
Propulsor de cavidad resonante RF (EmDrive)
El EmDrive lleva años haciendo titulares en los medios de comunicación y se ha ganado el apelativo de el motor increible. La razón de tanto alboroto es que durante décadas se ha constatado que el motor genera un leve impulso en distintos experimentos llevados a cabo por investigadores muy competentes, pero ninguno de ellos había podido averiguar de dónde procede ese impulso.
El EmDrive es una paradoja. El motor ideado por el ingeniero británico Roger Shawyer en 2006 no quema ningún tipo de combustible convencional para generar impulso. Por no tener, ni tiene partes móviles. Supuestamente transforma electricidad en impulso moviendo microondas en el interior de una cámara con figura de cono truncado. Si suena exótico es porque lo es incluso llegar al punto de contradecir las leyes actuales de la física, concretamente la ley de conservación del movimiento formulada por Newton.
En mayo de 2008, un equipo de expertos de la Universidad de Dresde dio por fin con la claveque podría aclarar el impulso generado por el EmDrive, y es que… no funciona. El impulso registrado es un error de medición producido por el campo magnético terrestre. De instante las evidencias continúan, pero incluso la fecha no se han hallado indicios que hagan recuperar la esperanza en el EmDrive. Todo señala que el motor increible ha muerto sencillamente porque hacía honor a su apelativo.
TERCERA PARTE: PROPULSORES TEÓRICOS
Nos internamos en territorio de el saber ficción. Ninguno de estos motores ha llegado a construirse jamás, aunque hay diferentes investigaciones investigadores que apuntan a que podrían funcionar. En varios sucesos ni siquiera se sabe eso con certeza. Son solo un concepto investigador que podría llegar a hacerse realidad, pero sencillamente nuestra ciencia no ha avanzado lo bastante, o nadie está tan loco como para invertir en algo así… aun.
Propulsor nuclear de pulsos (Plan Orión)
¿Y qué tal si hacemos explotar una bomba nuclear en el cosmos para que la onda expansiva nos impulse a toda velocidad? El plan suena peregrina a más no poder, pero es exactamente lo que la agencia militar estadounidense DARPA se puso a investigar por sugerencia del físico Stanislav Ulam (Sí, el mismo Ulam que ideó el proceso Teller-Ulam de las bombas termonucleares).
Concepto artístico con la versión más básica del Plan Orion, una nave de 6.000 toneladas impulsada por explosiones nucleares.Illustration: NASA (Dominio Público)
El plan recibió el nombre en clave de Orión y empezó a diseñarse en los laboratorios de General Atomics (la misma compañía creadora del actual drone militar Predator) en 1950.
El propulsor del plan Orión consistía en un sistema capaz de insertar pequeños artilugios nucleares en una cámara blindada con una única salida dirigida hacia una gruesa placa de acero unida a una serie de amortiguadores para defender la parte tripulada de la nave. El empuje de semejante sistema se calculaba en millones de toneladas y permitía, en hipotesis, mover una nave de miles de toneladas incluso la órbita de Marte en solo cuatro semanas en lugar de los 12 meses que se tarda con propulsión química convencional.
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Los trabajos alrededor del plan se extendieron incluso 1965, y se canceló no porque se pensara que era inviable, sino porque el tratado de prohibición parcial de ensayos nucleares de ese año prohibió la detonación de artilugios nucleares en el cosmos. De todas maneras, se poseía que las explosiones del propulsor contra la magnetosfera terrestre provocaran una lluvia radioactiva capaz de producir muertes en las zonas sobre las que cayera.
Propulsor nuclear por confinamiento inercial (Plan Daedalus)
El plan de un propulsor nuclear de fusión se retomó en los años 70 cuando la Sociedad Interplanetaria Británica decidió diseñar un plan para alcanzar una estrella proxima por medio una nave no tripulada en un plazo máximo de 50 años. Había nacido el Plan Daedalus.
La Daedalus, comparada con el cohete Saturn VImage: Adrian Mann / Bisbos.com – Illustration & Design
El objetivo de los investigadores era llegar a la estrella de Barnard, a 5,9 años luz. Los requerimientos de semejante vieja cristalizaron en la Daedalus, una sonda interestelar de 54.000 toneladas (20 veces el tamaño del cohete Saturno V) y capaz de llevar 500 toneladas de equipo de investigación. Todas las funciones de la Daedalus estaban automatizadas y guiadas por computadora. Sus creadores habían previsto algún tipo de sistema semiinteligente (algo muy comparable a la IA actual, pero que no existía en aquella era) para dirigir la nave. Una reducida tripulación de robots dirigidos por el ordenador central se encargaría de velar por la integridad de la nave y realizar las misiones científicas a su llegada a Barnard.
El propulsor de semejante plan era un cohete de fusión nuclear por confinamiento inercial (ICF, por sus siglas en inglés). El plan, simplificada al extremo, no es muy distinto de la de un motor de iones, pero llevada al plano nuclear. Se trata de introducir pequeñas bolas de combustible nuclear (deuterio de litio) en una reducida cámara de confinamiento magnético donde obtienen el imapcto de alguna figura de energía como rayos láser o bombardeo de electrones. Esa energía provoca que el combustible nuclear se comprima y entre en fusión. La cámara de confinamiento del propulsor se encarga de dirigir el plasma de esa fusión hacia la salida para generar elk empuje. Con este sistema, la Sociedad Interplanetaria Británica esperaba poder alcanzar una velocidad del 16% de la de la luz y llegar a Barnard en solo 40 años.
La sonda Daedalus arranca motores.Image: Adrian Mann / Bisbos.com – Illustration & Design
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La Daedalus se diseñó entre 1973 y 1979, pero jamás llegó a pasar del plano teórico porque crear un sistema de confinamiento inercial de fusión lo gran cantidad potente está más allá de nuestras capacidades técnicas. asimismo había dudas de que la fusión del propulsor fuera bastante para dar energía además a los equipos de la nave como habían previsto sus creadores.
Plan Medusa y Plan Longshot
En los años 80 nacieron dos planes que retomaban los ideas de la Orión y la Daedalus y los mejoraban. El primero se llamaba Medusa, y daba la vuelta literalmente a el plan del plan Orión. En lugar de detonar un objeto nuclear en la parte de atrás de la nave, Medusa proponía detonarlo tras una colosal vela sujeta por medio cables a una nave. El esquema se entiende perfectamente en este vídeo creado por Nick Stevens.
Medusa poseía la ventaja de ser una aproximación demasiado más liviana y eficiente que Orión a el plan de propulsión nuclear pulsada. Los cables eran más eficaces que los amortiguadores y la vela podía absorber muchísimo más impulso que la placa de la Orión. Entre sus inconvenientes había uno complejo, y es que la nave sujeta a la vela poseía que atravesar los remanentes de una explosión nuclear por lo que necesitaba un escudo contra la radiación verdaderamente sólido.
Plan Longshot fue un diseño propuesto por la NASA a finales de los 80. En esencia, era una versión refinada y más realista de la Daedalus. Como el sistema ICF no era bastante para alimentar los equipos eléctricos de la nave, los ingenieros del plan añadieron un segundo reactor nuclear convencional de 300 kW. El inconveniente era que el peso de ese componente reducía la efectividad del sistema. En cualquier suceso el diseño era capaz de llegar a la estrella de Barnard en alrededor de 100 años al 4,5% de la velocidad de la luz.
Propulsor de fusión nuclear continua
Los cohetes nucleares que Rusia y Estados Unidos han desarrollado incluso actualmente se basan en reactores de fisión como los que alimentan las centrales nucleares en tierra, pero ¿y si lográramos crear un motor de fusión continua
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GIF: Science Magazine (YouTube)
La tecnología es la misma que el saber está investigando para el desarrollo de centrales nucleares basadas en fusión. Es, literalmente, la misma energía que hay en los astros. Consiste en una cámara aislada magnéticamente en la que se calienta un combustible (helio) incluso liberar reacciones de fusión nuclear y generar una nube de plasma a millones de grados.
Si logramos dominar esta tecnología, dispondríamos de una fuente de energía limpia y prácticamente inagotable. Hoy en dia hay varios diseños en pleno desarrollo (Reactores Tokamak en Francia y China, y de tipo Stellarator en Alemania) pero ninguno de ellos ha alcanzado un lugar de equilibrio entre la energía que necesita para mantener el plasma incandescente y la que genera. Su aplicación como propulsor es incierta incluso que no se resuelva su uso como generador de energía.
Bussard Ramjet
Los ramjet o estatorreactores son un tipo de propulsores a reacción experimentales que no tienen compresor o turbina. Lo que hacen es absorber, comprimir y calentar el aire por efecto de la presión dinámica. Para funcionar, eso sí, hay que acelerarlos por medio un motor convencional porque lo que los hace funcionar es la velocidad.
El motor Bussard propone recolectar los átomos de hidrógeno que flotan libres en el cosmos para convertirlo en combustible nuclear en un motor de fusión.
En el cosmos no sería posible usar un ramjet porque no hay aire ¿verdad? En verdad eso no es del todo cierto. El vacío del cosmos no está totalmente vacío. En el medio interestelar hay cierta cantidad de hidrógeno, y ese hidrógeno fue lo que le dio el plan al físico estadounidense Robert W. Bussard para idear el Bussard Ramjet.
Ilustración de una nave propulsada por un estatorreactor de Bussard.Illustration: NASA (Dominio Público)
El estatoreactor Bussard es muy célebre porque aparece en numerosas novelas de ciencia-ficción y incluso se menciona en Star Trek. la idea de Buzzard consistía en una nave con una especie de paraguas en la parte delantera. Ese paraguas sirve para recolectar los átomos de hidrógeno que después se transforma en combustible nuclear para un propulsor de fusión no muy distinto del de la Daedalus.
El inconveniente del Bussard Ramjet es que en el cosmos hay tan poco hidrógeno que se calcula que el paraguas debería ser del tamaño de un mundo enano (miles de kilómetros de circunferencia). Recientes cálculos hechos por el ingeniero aeroespacial Robert Zubrin además apuntan a que inclusive con la poca materia que hay en el cosmos, la resistencia de las partículas contra un paraguas de semejante tamaño anularían el impulso del motor de fusión.
Con el tiempo, distintos investigadores han propuesto soluciones al Bussard Ramjet. La más ingeniosa es ionizar los átomos de hidrógeno y utiizar una rejilla magnética para atraerlos sin oponer tanta resistencia. Con ese diseño, el paraguas recolector podría ser más pequeño, pero el concepto general de la nave sigue siendo más ciencia ficción que otra cosa.
Propulsor de antimateria
De media, la fusión nuclear convierte el 1% de su masa en impulso. Es el segundo sistema más eficiente de los que sabemos. El primero es una sustancia tan extraña que aun no hemos logrado fabricarla en cantidad bastante: la antimateria.
Concepto artístico de una nave propulsada por antimateria.Illustration: NASA/MSFC (Dominio Público)
La antimateria está formada por antipartículas idénticas a las que forman la materia que sabemos (protones, electrones, etc…) pero con carga eléctrica opuesta. igualmente es extraordinariamente energética. Su contacto con materia provoca una reacción que emite fotones de alta energía. Se calcula que su relación masa-impulso es del 40%. En 2006, el laboratorio de investigación positrónica del Instituto de Ideas Avanzados de la NASA (NIAC) diseño un concepto de propulsor basado en antimateria. Los físicos calcularon que bastarían 10 milésimas de gramo de antimateria para enviar una nave a Marte en solo 45 días.
10 miligramos de antimateria bastarían para enviar una nave a Marte en solo 45 días.
¿El inconveniente? La antimateria se genera en los aceleradores de partículas y incluso la fecha no hemos generado ni remotamente esa cantidad de material.
Propulsores Warp (Motor de Alcubierre)
Cerramos la lista de propulsores que incluso son más ficción que ciencia con el más exótico de todos: el motor Warp. En hipotesis, sería la forma ideal de viajar por el cosmos, porque no solo es más rápido que la luz, sino que eliminaría el inconveniente de dilatación del tiempo exibido en la hipotesis de la relatividad de Albert Einstein.
Imagen artística de un motor WarpIllustration: Digital art by Les Bossinas / Cortez III Service Corp.(Dominio Público)
¿Cómo se viaja más rápido que la luz de un lugar a otro? La contestación es que no se viaja. Lo que se hace es curvar o distorsionar el cosmos tiempo de forma que los puntos de origen y destino se aproximen durante el tiempo necesario como para la nave los alcance.
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Vale, y ¿cómo demonios distorsionamos el espacio-tiempo? Pues generando una burbuja de deformación plana alrededor de la nave espacial. Esa burbuja hace que el espacio-tiempo se extienda tras ella y se contraiga delante, generando el impulso aunque la nave en sí está estacionaria. Todo este modelo matemático se denomina Métrica de Alcubierre en honor al físico mexicano Miguel Alcubierre, que postuló el modelo en 1994. El propio Alcubierre explica así lo que haría falta para generar una burbuja espacio-temporal:
Para crear un mecanismo como una burbuja de deformación que permita el impulso de deformaciónse necesitaria operar con materia de densidad negativa o materia exótica, creando así con tal materia una burbuja de energía negativa que englobaría a toda la nave.
Concepto artístico de una nave equipada con un motor WarpIllustration: Harold White y Mark Rademaker / NASA
En 2016, los físicos británicos David Thouless, Duncan Haldane y Michael Kosterlitzal, recibieron el Premio Nobel de Física por sus investigaciones teóricos sobre la materia exótica. En diferentes palabras. Apenas acabamos de descubrirla, así que no parece probable que vayamos a construir un motor de Alcubierre próximamente. Eso no quita que no lo estamos investigando. Físicos como Harold White, de la NASA, realizan labores en instrumentos para medir el impulso calculado por Alcubierre. Mientras tanto, colaboran con artistas como Mark Rademaker para soñar cómo sería una nave equipada con ese motor capaz de superar la velocidad de la luz. El sueño de viajar a diferentes galaxias sigue muy vivo. Hacerlo realidad es solo una cuestión de tiempo, o más bien de espacio-tiempo.
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